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La eterna disputa entre Bonn y Berlín

Pablo Kummetz13 de enero de 2007

A 17 años de la reunificación de Alemania, los ánimos entre partidarios y opositores del traslado de reparticiones gubernamentales de Bonn a Berlín siguen caldeados.

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Sede de la Cancillería Federal, en Berlín.
La sede de la Cancillería Federal, en Berlín: ¿basta de mudanza?Imagen: dpa

En Bonn se acaba de celebrar la fiesta de cubrir aguas del nuevo edificio del Ministerio de Salud. En el verano septentrional, los 400 funcionarios ministeriales que trabajan en Bonn se mudarán a sus nuevas oficinas. Sus escritorios se hallan actualmente en oficinas alquiladas. Otros 200 funcionarios del ministerio trabajan en Berlín.

La municipalidad de Bonn.
La municipalidad de Bonn: "ciudad federal".Imagen: presse

En el decimoséptimo año después de la reunificación, Alemania continúa teniendo dos capitales. Berlín lleva el título y allí tienen sus sedes el Gobierno y el Parlamento. En la otra, Bonn, que se autotitula "ciudad federal", han quedado seis ministerios. En Berlín trabajan unos 8.000 funcionarios y en Bonn, 11.000.

La situación es intrincada. El ministerio de Agricultura, que acaba de construir un anexo en Berlín, tiene en realidad su sede en Bonn. También en la ciudad a orillas del Rin tiene su sede el ministerio del Medio Ambiente, lo que no obsta para que esté modernizando el antiguo ministerio de Agricultura de Prusia en Berlín y adosándole también un anexo para su dependencia berlinesa.

Parece más de lo que es

Pero cuando la construcción esté terminada, parecerá más de lo que realmente es: al nuevo edificio se mudarán sólo 200 funcionarios, mientras que en Bonn quedarán 800. En total se están construyendo actualmente en Berlín nuevas oficinas para cuatro ministerios. Costos totales: unos 130 millones de euros.

En vista de esas duplicidades, en los últimos meses se han multiplicado las voces que exigen la mudanza total de los ministerios de Bonn a Berlín. Según estimaciones, la doble sede de muchos ministerios ha costado casi 200 millones de euros desde 1996. Pero esas cifras y las construcciones en marcha son lo único real por ahora en el debate que regularmente se reaviva en torno a las exigencias de traslado. Ya en el comienzo del nuevo año ha vuelto al tapete.

El portavoz de Presupuesto del grupo parlamentario conservador en el Bundestag, Steffen Kampeter (democristiano), dijo en declaraciones al Financial Times Alemania que los expertos en presupuesto de todos los grupos parlamentarios quieren llegar a una solución lo antes posible. También el portavoz socialdemócrata de Presupuesto, Carsten Schneider, manifesto que "tal como están las cosas ahora, no es la mejor solución".

"Discusión deshonesta"

La reacción no se hizo esperar. Los políticos de Renania del Norte-Westfalia, el Estado federado donde se halla Bonn, pasaron inmediatamente a la ofensiva. Helmut Stahl, el presidente del grupo parlamentario democristiano en el Parlamento del Estado, calificó a la discusión en relación con Bonn de "deshonesta".

Y agregó: "Sólo los intereses que sería necesario pagar para financiar una mudanza total sobrepasarían por mucho lo que cuesta la división del trabajo entre Bonn y Berlín". Stahl agregó que ésta cuesta actualmente unos 10 millones de euros por año, con tendencia a disminuir en los próximos años.

Como no podía ser de otra manera, en la discusión se ha inmiscuido también la alcalde de Bonn, Bärbel Diekmann, llamando a "un manejo más serio de las cifras". Y afirmó que la solución hallada en 1991 "es la mejor para el Estado, desde el punto de vista financiero, mientras que una mudanza total es lo más cara".

Una cosa no va con la otra

"Una mudanza total de los ministerios de Bonn a Berlín costaría 5.000 millones de euros", calcula Diekmann, "lo que supondría gastos mensuales por intereses de 300 a 400 millones de euros por año".

Y por si fuera poco, "no va una cosa con la otra haber votado en 1991 a favor de una mudanza parcial de Bonn a Berlín que costó miles de millones y lamentarse hoy por los relativamente bajos costos que genera la división de funciones".

En otras palabras, para Diekmann, lo mejor hubiera sido dejar el Gobierno y el Parlamento donde estaban, en Bonn. Por lo visto, los 17 años que han pasado desde aquella histórica decisión no han hecho mella en el frente entre partidarios y opositores de la gigantesca mudanza.