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Terrenos para la naturaleza

ERS11 de enero de 2007

Un grupo de alemanes se ha organizado para comprar tierras y crear áreas protegidas privadas, para conservar así la variedad de flora y fauna. Iniciativas similares se desarrollan también en otros países.

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En vista de que la contaminación y la depredación de la naturaleza avanzan en forma aparentemente incontenible, con la amenaza de un descalabro ecológico en el horizonte, algunos ciudadanos del planeta no se conforman ya con mirar de brazos cruzados el triste espectáculo. Más allá de separar la basura orgánica de los desechos de material sintético y de utilizar catalizadores en sus automóviles (o en caso de suma consecuencia renunciar al coche y optar por el transporte público), algunos se han organizado para adquirir terrenos y ponerlos así a salvo de la devastación.

Eficacia ecológica

En Alemania, un grupo de particulares se unió en 2003 para crear la organización Naturefund, con el objeto de comprar tierras y crear así espacios para que las diversas especies de flora y fauna puedan desarrollarse, a salvo de la intervención de la mano del hombre. Según indican, ésta es la manera más rápida y eficaz de proteger al menos una parte de esas riquezas.

"Nosotros compramos tierras para la naturaleza", señala la gerente de la agrupación. Afirma que lo más práctico es traspasar luego los terrenos a otras organizaciones que puedan hacerse cargo de ellos a largo plazo, y añade que entonces, "Naturefund sigue adelante y compra otro sitio".

Reuniendo dinero a través de donativos, los ecologistas privados ya han podido materializar algunos de sus proyectos: en 2005 compraron un bosque pantanoso en el norte de Hesse, y un año más tarde adquirieron un encinar en la localidad de Vogelsberg. Ahora tienen en la mira un valle de la región de Hunsrück, cuyo carácter idílico está actualmente en peligro debido a que una empresa se propone explotar los yacimientos de cal existentes en el lugar.

Objetivos ambiciosos

El valle en cuestión alberga múltiples plantas escasas, como la viola mirabilis, una especie de violeta que despierta el interés de los botánicos de la región. También habitan en la zona linces y gran cantidad de murciélagos, que se han acomodado allí a sus anchas debido a la gran cantidad de cuevas existentes en las formaciones de basalto abundantes en la zona. Su hábitat estará seguro por largo tiempo, si los socios de Naturefund logran reunir los 80 mil euros que cuesta el terreno. El tiempo juega en su contra, porque las autoridades regionales decidirán el 6 de febrero a quién ha de venderse el valle. Los ecologistas se muestran confiados y no pierden de vista su meta de largo plazo, consistente nada menos que en conseguir que para el año 2020, cada país del mundo tenga un 10% de su superficie convertida en parque natural. Son visiones ambiciosas. Pero por alguna parte se empieza.