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Suicidio de un internauta enfermizo

José Ospina Valencia21 de noviembre de 2006

La sangrienta irrupción de un joven en Alemania reabre el debate sobre si la fuente de la violencia escolar proviene de los videos de violencia o del desamparo social. Un intento de reconstrucción.

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Imagen de la página virtual del joven suicida.Imagen: AP

Solitario, frustrado, desesperado, lleno de odio. Sebastián B. no le veía sentido a su vida. Los culpables para él siempre fueron los demás. “Culpables” que el ex alumno quería eliminar.

Este martes Sebastián B. tenía una cita con la justicia. Ante el juzgado juvenil de Rheine el ex escolar debía comparecer por el porte ilegal de armas, una pistola Walther P38. Pero a cambio de un encuentro con el juez, ha sido el médico forense el que ha tenido que encargarse del joven, para practicarle la autopsia.

Egoísmo hasta la muerte

El chico de 18 años que armado hasta los dientes irrumpió en su antigua escuela en la ciudad alemana de Emsdetten con todas las intenciones de“arrastrar a la muerte a alumnos y profesores”, sabía perfectamente lo que hacía, pues había planeado el crimen detalladamente.

Un acto delictivo que en alemán tiene curiosamente un término malayo: “amok”. Con “meng-âmok“ se denomina la persona iracunda que ataca, a menudo, indiscriminadamente. Mientras en Java el término se refería a los dependientes de opio que perdían el control de sí, en Alemania son las personas que actúan como Sebastian B. las aludidas. Gente aparentemente normal que guarda todo tipo de odios que dejan escapar el día menos pensado.

¿Era o sólo se sentía malquerido?

Sebastián se sentía menospreciado por sus compañeros y profesores. De si, realmente, era discriminado y malquerido y por qué, es un aspecto que aún tienen que aclarar las autoridades, no tanto las policiales sino las sociales.

Ataviado con guantes y máscara de gas y portando dos metralletas, dos pistolas, un cuchillo, tres bombas atadas al cuerpo y 10 cocktails Molotov en el morral quería causar el mayor daño posible. “Sabiendo como pensaba, era de esperarse que algún día estallara”, confiesa uno de sus antiguos compañeros de escuela.

“Bastian, el internauta asesino”

“Bastian” era un internauta enfermizo. No de aquellos que leen horas noticias u otras informaciones, sino de los que se pasan días y noches completas jugando a guerrero en sangrientos combates en donde todos disparan contra todos. “Asesinos virtuales” que alimentan con cada juego el deseo de llevar a la realidad las masacres que todos los días ejecutan en Internet.

Una buena razón para que expertos y políticos abrieran de nuevo un debate sobre familia, educación, juventud, asistencia social y ética.

"Prefería odiar que estudiar"

Pero no es que Bastian fuera mal alumno. Su rendimiento escolar no era tan deficiente, a pesar de que no aprobó dos cursos. “Pero había algo que él había aprendido a hacer mejor y a lo que él prefería dedicarse: a odiar”, dicen quienes lo conocieron en clase y en el patio escolar. De esto, según el fiscal Wolfgang Schweer, se desprende el duro juicio que dejó plasmado sobre su escuela, la “Hermanos Scholl”: “Lo único que allí me enseñaron fue a considerarme un perdedor”.

Frustración personal alimentada con odio fue el motivo del crimen, es el dictamen de las autoridades.

Pero no es la primera vez que Alemania vive un choque semejante. El 26 de abril de 2002, Robert Steinhäuser fue el primer escolar “amok” en Alemania. En su venganza contra el Colegio Gutenberg de la ciudad de Erfurt, mató a 16 personas antes de suicidarse.

Internet o familias derruídas

Littleton, en los Estados Unidos, Erfurt y Emsdetten, en Alemania: las historias se asemejan. Jóvenes que matan y se suicidan en espectaculares escenarios sangrientos. Todos febriles aficionados a videos violentos. ¿Es Internet el medio productor de asesinos?

Casi unísono reclaman políticos alemanes de todos los partidos un mayor control o la prohibición de videos violentos. Sociólogos empero, contradicen diciendo que las verdaderas causas de la creciente violencia en escuelas y colegios alemanes tiene otras fuentes: aislamiento, abandono familiar y pobre asistencia de jóvenes con problemas. Todo muy cierto. Pero no sería desmesurado preguntarse si se seguirá debatiendo y no actuando hasta cuando salga el próximo joven a matar a sus ex compañeros.