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"Discutí con Castro sobre la pena de muerte"

Hartmut Lüning - Traducción LBM3 de agosto de 2006

Durante cinco años, Hans Olaf Henkel ocupó la presidencia de la Asociación Federal de la Industria Alemana: un cargo que le dio la oportunidad de toparse con relevantes figuras, como la de Fidel Castro.

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En opinión de Henkel, Carlos Laje sería el mejor sucesor para Fidel Castro.Imagen: AP


Alrededor de Hans Olaf Henkel siempre hubo controversia. Pero a él parece no importarle. De directivo y jefe de IBM en Europa a presidente honorífico de la Asociación Federal de la Industria Alemana entre 1995 y 2000 o representante de Amnistía Internacional, Henkel confiesa no haber parado de trabajar y no deberle nada al talento que según él no tiene. Nunca renunciaría a una conversación y las mejores ideas las extrae de sus discusiones con los que piensan de manera diferente.

Con Fidel Castro, Henkel ha conversado en más de una ocasión. DW-WORLD quiso saber cuál fue su relación con el líder cubano y cómo observa este economista con alma social la situación actual en Cuba.

DW-WORLD: Señor Henkel, usted fue un auténtico seguidor de Fidel Castro. ¿A qué se debió esa admiración?

Hans Olof Henkel: En aquella época yo tenía 18, 19 años y tres ídolos: Juan XXII, porque renovó la Iglesia católica, John F. Kennedy, porque era muy moderno, y Fidel Castro, porque echó de la isla al entonces dictador cubano Batista.

DW-WORLD: ¿Cómo observa hoy, desde su perspectiva de exitoso hombre de negocios internacionales, al revolucionario mundial cautivo en su pequeño reino?

H. O. H: El calificativo "exitoso", en lo que a mí respecta, lo pude usted tachar. Con Fidel Castro me he encontrado en tres ocasiones. Una, al frente de una Delegación Económica en la que se trataron temas político-económicos y en la que [Fidel Castro] pronosticó el hundimiento del capitalismo y el renacer del socialismo. La segunda vez que nos vimos fue a consecuencia de una invitación privada que recibimos mi mujer y yo y por la que pasamos con él el último día del último siglo. Fue muy interesante. Me contó todo tipo de cosas, también ciertos detalles sobre la crisis cubano-soviético-estadounidense… ¿recuerda?, cuando fueron instalados en la isla misiles atómicos... Y la tercera vez le hice una visita como miembro de Amnistía Internacional con la intención de convencerle de que dejase en libertad a algunos de los opositores al sistema que se estaban consumiendo en la cárcel.

DW-WORLD: ¿Ha influido su trabajo en Amnistía Internacional a la hora de ver a Fidel Castro con ojos más críticos que los que miraban cuando usted era joven?

H. O. H: Absolutamente. Ya desde el principio, desde nuestro primer encuentro, le dije claramente que yo veo las cosas de manera diferente. Y él lo supo siempre. Hemos discutido en presencia de su vicepresidente, Carlos Laje, sobre la pena de muerte y escuché como a lo largo de la conversación Carlos Laje le decía a Fidel: "escucha, comandante, tú sabes que yo también estoy en contra de la pena de muerte". Y entonces Castro dijo que en realidad él también estaba en contra pero que para eso aún era demasiado pronto.

En aquella época, tres traficantes de droga habían sido condenados a muerte y esperaban la ejecución, que nunca se produjo. Tras esa larga historia, durante tres años no se ejecutó a nadie en Cuba hasta que tres jóvenes intentaron secuestrar un barco y, desgraciadamente, se les volvió a aplicar a los tres la pena de muerte. Después no hubo más ejecuciones. Es decir, cierta influencia sí tuvieron aquellas conversaciones. Pero, a pesar de todo, sigue habiendo en Cuba presos políticos: críticos con el régimen, periodistas que escriben cosas que no gustan… y eso es inaceptable.

DW-WORLD: Una última pregunta: Fidel Castro ha delegado sus funciones, se especula mucho con su posible sucesión, el nombre de su hermano aparece una y otra vez en las predicciones de futuro… En su opinión, ¿está Raúl en condiciones relevar al líder máximo en Cuba?

H. O. H: Buena pregunta. Yo distingo aquí tres posibles escenarios. Uno es que Raúl tome el poder de manera permanente y nada cambie. El segundo escenario es que se desate una fase caótica, vuelvan todos los cubanos exiliados y en algún momento no se pueda distinguir La Habana de Miami. Y el tercer escenario, el que yo preferiría que se diera, sería si su vicepresidente, Carlos Laje, a quien yo considero muy calificado- es un hombre muy honrado, muy sencillo, yo he estado en su casa, conozco a su madre, a su mujer, no es sobornable, no es corrupto-, fuera capaz de llevar a cabo una transición hacia la economía de mercado, la democracia y el respeto de los Derechos Humanos. Eso sería, en mi opinión, lo mejor para el país.