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Cuando los gobernantes no quieren…

DW-WORLD 26 de junio de 2006

La miseria en África, la pobreza de las propuestas preelectorales en Francia y la precariedad de los intentos de paz en Cercano Oriente son los temas destacados por los columnistas europeos hoy.

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África necesita comercio justo, no dávidas.Imagen: dpa


El diario Independent, de Londres habla de "Falsas promesas a África": "Tras casi un año de la Cumbre de los Ocho en Escocia, las promesas más importantes hechas en Gleneagles fue perdonar la deuda a los 18 países más pobres del mundo y ofrecer más y mejor ayuda al desarrollo.

Si es cierto que Sambia y Ghana se han visto favorecidas no se pueden exagerar los logros. La decepción más grande es la completa paralización de la liberalización de mercados en el norte. Ni Estados Unidos ni Japón quieren sacrificar las subvenciones y la Unión Europa no llega a ningún consenso. Comenzar a derribar el muro de subvenciones que encierra al África sería más efectivo que cualquier ayuda al desarrollo".

Francia: el pueblo no siempre traga entero

El parisino Libération cree que el pueblo ha "resucitado": "El pueblo raso, la pesadilla de políticos y politólogos porque - lleno de placer por la desdicha ajena revuelve todos los pronósticos electorales - ha resucitado. En los tiempos de alto crecimiento económico se creía que las elecciones se ganaban con el centro, con la clase media. Pero sobrevino la crisis…

Ségolène Royal y Nicolas Sarkozy saben que las próximas elecciones sólo se pueden ganar con el apoyo de las masas. Y cada uno lo hace a su manera, tan ruidosa como demagógica. Con declaraciones sobre una 'política más estricta', por ejemplo. ¿De si eso ayudará a reconciliar a las 'clases peligrosas' con los políticos?"

Cercano Oriente: los enemigos de la paz

El País de España sobre el fin de la tregua de Hamás: "El cambio cualitativo se ha producido, según las fuerzas del terror, este mes, primero con el asesinato selectivo de un dirigente de Hamás, y luego con el bombardeo de una playa de Gaza, donde murieron ocho bañistas de una misma familia, del que Jerusalén declina toda responsabilidad. En las dos últimas semanas, una serie de acciones militares israelíes ha causado la muerte de 20 palestinos, 14 de ellos, civiles (…)

El momento en que esta cadena de acción-reacción, terror-represalia o represalia-terror se desencadena es lamentable, porque ahora parece sumamente aleatorio que se celebre la cumbre entre Olmert y el presidente palestino, Mahmud Abbas, acordada sin fecha por los propios interesados el pasado viernes en Ammán. Y aún peor, las conversaciones entre Hamás y la Autoridad Palestina para acordar una declaración conjunta que implicaría el reconocimiento de Israel por parte del grupo terrorista están en el alero.

Hubo avances en esas conversaciones, de forma que Abbas y el jefe del Gobierno palestino, el líder de Hamás, Ismael Haniya, creían próximo el acuerdo por el que los terroristas reconocerían a Israel a cambio de la retirada total israelí de los territorios ocupados.

Y no es que eso significara que la paz estaba al caer, puesto que Israel ya ha dicho que no se retirará de buena parte de Cisjordania y nada de Jerusalén-Este, pero en el regateo diplomático, ello permitía a la Unión Europea reanudar la ayuda a la AP, interrumpida desde que Hamás ganó las elecciones en enero y formó Gobierno; y, quizá, en el colmo del optimismo, también permitió a EE UU presionar a Israel para que negocie un plan de retirada y paz equilibrado, a lo que Olmert no ha mostrado hasta hoy inclinación alguna. Pero en Oriente Próximo unos u otros, o ambos de consuno, siempre saben cómo negarse la oportunidad de la paz."