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Problemas al cantar el himno alemán

Mirra Banchón21 de junio de 2006

En la mayoría de los himnos nacionales cunden los héroes y la gloria, los villanos se desangran. En la canción patria alemana no hay sangre, tampoco malos. Sin embargo genera malestar. ¿Por qué?

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Einigkeit und Recht und Freiheit...Imagen: dpa

A juzgar por la fruición con que los futbolistas de todo el mundo cantan al inicio de los partidos, el himno nacional no le causa problemas a nadie. Exceptuando a los alemanes. Debido a su tristemente famoso siglo XX, lo que para casi todos los mortales del planeta es de cajón, en los germanos despierta interrogantes históricas, emocionales e incluso éticas. Una moción del Sindicato de Educación y Ciencia, sumada a la carencia de soltura patriotica, ha atizado la discusión. Por el pasado histórico de Alemania, así la propuesta, el actual himno debería ser reemplazado, por ejemplo por uno que Bertold Brecht escribiera imbuido en la contricion de la postguerra.

Una hojeada a la historia del siglo XIX europeo y una revisión de los himnos como género literario redimen, según otros, tanto al himno actual como a los que quieran corearlo.

De canción de amor patrio

Estando exiliado en norteña isla de Helgoland -que en aquel momento le pertenecía a Inglaterra-, el 26 de agosto de 1841, el poeta alemán August Heinrich Hoffmann von Fallersleben (1798-1874) escribió la Deutschlandlied, una canción de amor a su patria.

Con Deutschland Deutschland über alles, über alles in der Welt, comenzaba el poema, cuya música había compuesto más de cuarenta años antes el músico austriaco Joseph Haydn (1732-1809), y se cantaba con un texto de Leopol Haschka como himno del Imperio Austrohúngaro. El poema de Fallersleben era básicamente una respuesta en contra del himno de la poderosa casa de los Austrias.

Debido a que en 1841 existían pequeños estados y reinos, pero no un estado, la intención del nacionalista Fallersleben era sensibilizar al pueblo de las bondades de unirse y conformar Alemania. Von der Maas bis an die Memel,von der Etsch bis an den Belt ( Desde el río Mosa hasta río Memel,/ desde el río Adigio hasta el Belt) prosigue la primera estrofa haciendo alusión a las fronteras de los 38 estados que componían el Deutscher Bund, la Confederación germánica al interior de la cual Prusia ganaba cada vez más terreno. En 1871, tras la victoria de Prusia en contra de Francia, Otto von Bismarck consiguió la unificación de los diferentes estados alemanes en un Reich, en torno a Prusia y excluyendo a Austria.

De canción a himno nacional

Aunque la canción fue difundida y aceptada en gran parte de la Confederación y luego en el Reich, no fue himno oficial de Alemania sino hasta 1922, bajo Friedrich Ebert.

Pocas semanas después de la llegada al poder de los nacionalsocialistas, los líderes nazis "reinterpretaron" el himno nacional.

A la primera estrofa del Deutschlandlied (las otras dos estrofas fueron prohibidas) le siguió como himno oficial la canción de Horst Wessel, expresión de expansión criminal.

Prohibida en la posguerra, en 1952 Theodor Heuss volvió a proponerla, a pesar y debido a su peso histórico. Por ello, sólo la tercera estrofa se cantó activamente como himno de la República Federal de Alemania, también después de la reunificación.

Héroes y villanos en los himnos

Para cuando Fallersleben escribió su canción, el espíritu de la época estaba imbuido de afanes nacionalistas. Los recién creados estados buscaban símbolos de cohesión e identidad. Los símbolos patrios -los himnos elogiando a los nuevos estados y a sus héroes- eran casi imprescindibles. También se usaba denostar a sus antihéroes.

Éste es el caso francés: en 1792, París le declaraba la guerra a Austria y para arengar a los soldados que luchaban en la frontera del Rin, Rouget de Lisle creó un "Canto de guerra para los ejércitos de las fronteras'' que la tropa coreó al entrar victoriosa en París un par de meses más tarde. Rebautizada como la Marsellesa, posteriormente fue declarada himno nacional. En ella, aparte de las dicotomías básicas de patria o muerte y gloria nacional versus oprobio extranjero, corre abundantemente "la sangre de impura de los enemigos", un líquido que definitivamente está ausente en todas las estrofas del himno alemán.

De París a América Latina

Si las guerras independentistas de América Latina siguieron el ideal de la Revolución Francesa, para los himnos de los estados nacionales que se formaron consiguientemente la Marsellesa fue un modelo. Así, en la mayoría de canciones patrias latinoamericanas, los gloriosos héroes -aliados de las más altas esferas celestiales- se alzan por encima de cadenas rotas y de los despojos de sus colonizadores.

En resumen, si bien el himno alemán en su versión íntegra reivindica para sí la gloria -algo propio del pensamiento de la época y que se plasma de la misma manera en casi todos los himnos nacionales-, el que se haya eliminado la primera estrofa lo deja fuera de todo anacronismo. A la Einigkeit und Recht und Freiheit (unidad, derecho y libertad) exhorta también y sus líneas no son agresivas ni sangrientas, algo que no se podría decir de muchos otras canciones nacionales y que, es más le confiere corrección política. La discusión, entonces, pierde fundamento y el valor simbólico del actual himno aumenta. ¿Por qué, entonces, no habrían de entonarlo los alemanes, con emoción si quisiesen?