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"Ahmadineyad not welcome"

ERS17 de junio de 2006

Unas 500 personas protestaron en Fráncfort contra el régimen de Teherán, con ocasión del partido que jugaron en esa ciudad Irán y Portugal. El presidente iraní fue calificado de "segundo Hitler" por uno de los oradores.

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La derrota de Irán en el partido contra Portugal probablemente haga innecesarias estas pancartas.Imagen: AP

"¡Viva Israel, viva la libertad!" "¡Ahmadineyad not welcome!" "Irán financia a Hamas". Ese era el tenor de las pancartas que enarbolaron los manifestantes este sábado en una centra plaza de Fráncfort, mientras en el estadio de esa metrópoli bancaria Irán disputaba su segundo partido del Mundial. Entre los espectadores se encontraba el vicepresidente iraní, Mohamed Aliabadi, hecho que fue duramente criticado por Michael Friedman, una figura de la comunidad judía muy conocida en los medios de comunicación alemanes. Friedman señaló en la protesta que su presencia "politiza el campeonato de fútbol" y opinó que las autoridades alemanas no pueden lavarse simplemente las manos.

Notorio antisemita

Los oradores en esta manifestación, convocada por diversas organizaciones judías, dejaron en claro que las críticas no apuntan contra los jugadores ni contra el pueblo iraní. El que está en la mira es el régimen y, principalmente, el presidente Mahmud Ahmadineyad, quien ha provocado encendidas polémicas con sus declaraciones contra Israel.

El historiador Arno Lustiger, sobreviviente del campo de concentración nazi de Auschwitz, dijo que Ahmadineyad, quiere pasar a la historia como "un segundo Hitler" y lanzar a Israel a un "holocausto nuclear". Por este motivo, instó a las autoridades alemanas a "mostrar la tarjeta roja a este notorio antisemita".

Un problema menos

Tanto Friedman como Lustiger solicitaron una prohibición de entrada para Ahmadineyad a nivel de la Unión Europea, siguiendo el ejemplo de las restricciones aplicadas al presidente de Bielorrusia, Alexander Lukaschenko, acusado de conductas gravemente antidemocráticas. Para las autoridades alemanas el asunto no es tan fácil. Porque, al fin y al cabo, se trata de un presidente con el que se está intentando por todos los medios negociar, para que Irán desista de parte importante de su programa nuclear.

Pero los dioses del fútbol, encarnados en este caso en los jugadores portugueses, se han encargado de resolver deportivamente el dilema. Las altas esferas de Berlín deben haber registrado con sumo alivio la derrota que le infligieron a selección iraní ante Portugal, vedándole el paso a los octavos de final. Con el equipo de regreso a casa, Ahmadineyad ya no tendrá motivos para venir al Mundial de Alemania. Y los responsables de las relaciones exteriores alemanas podrán dormir tranquilos.