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Cuestionan terapia de interferencia de ARN

Cristina Papaleo17 de junio de 2006

Hace unos años se la considera una esperanza contra enfermedades incurables. Hoy, los científicos ven en ella posibles peligros para la vida humana.

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¿Un paso más en la terapia genética?Imagen: Bilderbox

Seis años de experimentos bastaron para convertirla en la nueva técnica que prometía acabar con el cáncer, el SIDA y otras enfermedades. El por qué: la terapia de interferencia de ARN (Ácido Ribonucleico) funciona en base a un mecanismo celular natural. Pero esto, que parecía constituir una ventaja, se ha convertido en un peligro que hace tambalear todo el proyecto.

Principios de la terapia

Se trata de un proceso complejo en el que se intenta silenciar o detener la transcripción de datos que se produce en el ARN mensajero. El ARN está presente en todas nuestras células y es responsable de que se cumplan en ella todas las instrucciones necesarias para su crecimiento y sustento.

Gentechnik Antikörper
Imagen: AP

Cuando se produce una infección, por ejemplo, con el virus de la hepatitis C, cuya carga genética se compone de ARN, los microorganismos comienzan a multiplicarse e infectar las células copiando la molécula de ARN a través de reacciones enzimáticas. La interferencia de ARN (iARN) se basa en agregar fragmentos cortos de este ácido nucleico que se introducen en el proceso de replicación viral y lo interrumpen.

Esperanza para la cura del SIDA y del cáncer

Si bien sus efectos no habían sido comprobados del todo en humanos, se depositaron grandes expectativas en la iRNA, ya que, en principio, sería aplicable al tratamiento de diversas enfermedades infecciosas y de tumores. También podría convertirse en un arma poderosa en la terapia contra el SIDA.

AIDS in Südafrika
iRNA podría ayudar a mejorar la terapia contra el SIDA.Imagen: AP

En 2005, la Unión Europea invirtió 11 millones de euros en un proyecto de investigación sobre la tecnología de iARN. El “Consorcio RIGHT” (RNA Interference Technology as Human Therapeutic Tool) es coordinado por el Instituto Max Planck y reúne a 24 institutos investigadores europeos. Expertos en biología molecular, química y medicina, por nombrar algunos, se abocaron a estudiar las bases de la iARNy a probarla en animales.

Experimentos en ratones dan cuenta de peligros

Después de seis años de su concepción se pasó a la segunda fase de experimentos clínicos, pero la rapidez con la que se cristalizó la idea no parece sustentarse en firme. La utilización de un mecanismo celular natural parecía al principio una ventaja en contraposición a la terapia genética tradicional. Ahora se da por cierto que el hecho de intervenir en un proceso celular, natural o artificialmente, es un riesgo y puede producir efectos secundarios graves.

En los experimentos de Mark Kay, un investigador de la Universidad de Stanford, EE.UU., las ratas que fueron tratadas con iRNA murieron al cabo de pocas semanas, según resultados recientemente publicados en Nature.

Versuch an einer Maus der Farbwerke in Hoechst
Imagen: dpa

Por lo general, en la iARN se introducen pequeñas moléculas de ARN artificiales para silenciar a un gen portador de enfermedad. Estos trozos de ARN imitan al ARN celular, pero ambos utilizan los recursos de la célula para cumplir con su función, por lo que, finalmente, la célula se ve sobreexigida, la autoregulación genética falla y la célula sucumbe. Esto se produjo en los ratones de Mark Kay porque él instaló en ellos un trozo de ADN (Ácido Desoxiribonucleico) que producía moléculas de ARN sin cesar, un llamado “vector”. En 23 ratones los efectos secundarios fueron tan extremos que éstos murieron.

No es el fin de la iARN

Para Thomas Tuschl, investigador en la Rockefeller University en Nueva York y pionero de la iARN,” el peligro está en no poder controlar la dosis correcta”. La empresa Anylam desistió del uso de vectores, y otras como Aquity y Sirna realizan pruebas en humanos para detener el crecimiento de arterias oculares con éxito, por el momento.

Si bien el estudio de Kay es relevante para la utilización de vectores y la aplicaciónd de la dosis correcta, no significa el fin de las esperanzas para la terapia de iARN. Más bien se impone como necesario el estudio a largo plazo en pacientes para delimitar los beneficios y perjuicios de este tratamiento, y evitar así sorpresas desagradables.