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¿Simplista prohibir el trabajo infantil?

Mirra Banchón12 de junio de 2006

Según la OIT, el trabajo infantil se redujo drásticamente entre 2000 y 2004. Para varias organizaciones humanitarias, sin embargo, estos datos son tan optimistas e irreales como simplista prohibirlo.

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¿Cabe diferenciar entre trabajo infantil y trabajo infantil?Imagen: AP

Con relativo escepticismo se ha recibido el informe que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó con ocasión del Día Internacional contra el trabajo infantil. Según el optimista informe, a nivel mundial se observa un descenso de la incidencia del trabajo infantil, lo que permitiría pensar en la erradicación de sus peores formas para 2016.

Según el portavoz de la organización internacional Terre des Hommes, los datos presentados por la OIT son ajenos a la realidad, pues actualmente seis millones de niños y jóvenes sufren alguna forma de esclavitud y más de 126 millones de niños y niñas trabajan bajo condiciones peligrosas y de explotación. Más aún, tanto Terres de Hommes como Brot für die Welt y Kindernothilfe-todas organizaciones de ayuda humanitaria- ponen en duda que sea posible siquiera un levantamiento de datos fidedigno al respecto.

Por otro lado, según datos proporcionados por la Asociación Pronats "en pro de los derechos de los niños y adolescentes trabajadores" -a la cual se encuentran adscritas diversas organizaciones humanitarias internacionales y un proyecto de investigación de la Universidad Técnica de Berlín- en muchos países los datos oficiales se corrigen hacia abajo; una de las causas de ello serían precisamente las prohibiciones que contempladas en el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT.

El informe en breve

Según el informe presentado por la OIT, el número de niños económicamente activos se redujo en dos tercios en cuatro años, al pasar de un 17,4 por ciento en 2000 al 5,7 por ciento en 2004. En ese mismo periodo, la tasa de trabajo infantil se redujo del 16,1 al 5,1 por ciento, a pesar de que la población infantil aumentó en un 2,68 por ciento.

Los niños económicamente activos son aquellos que realizan actividades productivas, destinadas o no al mercado y con independencia de que sean remuneradas, de su regularidad (siempre que sean durante al menos una hora diaria) o de su legalidad. El concepto de trabajo infantil es más restringido, pues excluye a los mayores de 12 años que trabajan sólo unas cuantas horas a la semana en tareas ligeras y legales.En este rango, el número de niños que realizaban trabajos peligrosos -para su salud y desarrollo física, mental y emocional- cayó el 33,2 por ciento.

Un posible porqué de las cifras

Desde su fundación en 1919, la prohibición del trabajo infantil ha sido uno de los objetivos primordiales de la OIT, "y el Día Mundial en contra del Trabajo Infantil es una buena fecha para presentar datos que hablen de éxito en su labor", opina un analista en el Tageszeitung.

Críticos de las prohibiciones emitidas por la OIT, la acusan: en su opinión, han sido sobre todo las llamadas a boicotear los productos en cuya fabricación han intervenido manos infantiles, las que han llevado a que en ciertos países las empresas pongan en la calle a los niños. Así, mientras el comprador en Estados Unidos y Europa tiene la conciencia limpia, a los niños y a sus familias les falta ese ingreso. Y dan un ejemplo: después de una prohibición de importar ciertos productos de Bangladesh, muchas de las 55.000 niñas despedidas entraron a trabajar en otro lado, por menos dinero, algunas en la prostitución.

"Nuestro concepto de niñez parte del supuesto de que los niños tienen que jugar e ir a la escuela. Su aporte económico a la comunidad se posterga para el futuro y la edad adulta, pero en otras culturas existen otras concepciones", asevera Beatrice Hungerland, quien dirige el equipo de investigación de la Universidad Técnica de Berlín, puntualizando que escuela y trabajo no son conceptos excluyentes, pues según los datos que se maneja en este proyecto, no es el trabajar lo que impide a los niños acudir a la escuela sino la falta de ofertas.

"Demonizar el trabajo infantil per se es una postura demasiado simplista", subraya Hungerland quien opina que lo que hay que hacer es regular ese trabajo -una labor en las minas no es igual a cuidar ganado, por ejemplo- y velar por los derechos de esos niños.