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El explosivo discurso de Chirac

DW-WORLD20 de enero de 2006

Al mencionar la posibilidad de emplear armas nucleares contra el terrorismo, el presidente francés desató una amplia polémica que se refleja este viernes en los comentarios de la prensa europea.

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El presidente francés saca a relucir el poderío nuclear francés.Imagen: AP

Le Figaro, de París, opina: "Pese a la ambigüedad estratégica, sin la cual cualquier disuasión pierde eficacia, no se ha modificado la doctrina del empleo de las armas atómicas. Eso fue dicho con toda claridad; una claridad mayor que la de Estados Unidos donde, ante el trasfondo de la lucha contra el terrorismo, se han emprendido investigaciones sobre mini bombas atómicas. Con una potencia limitada, éstas habrían de estar en condiciones de destruir un búnker subterráneo. La mayoría de la población no pone en duda la intención de conservar una fuerza disuasiva, aunque muchos no tienen claro cuál es a fin de cuentas el objetivo. En este contexto, el discurso de Chirac tuvo una intención pedagógica."

Peligroso error de cálculo

La edición alemana del Financial Times apunta: "Chirac no sólo ha querido recordar que Francia es una potencia atómica. En lo medular, el presidente demandó que Occidente se reserve la opción de reaccionar a las nuevas amenazas terroristas también con medios no convencionales. Es decir, atómicos. Por acertado que sea adaptar las doctrinas de seguridad a las nuevas amenazas, la idea de Chirac pone en evidencia una cierta impotencia, incluso un error de cálculo potencialmente peligroso. (...) La bomba atómica es, como lo subrayó Chirac en su discurso, un arma para no ser usada. Especular al mismo tiempo sobre posibilidades de emplearla resulta por lo tanto contradictorio. (...) Las nuevas fuentes de desequilibrio a las que alude son, sin embargo, de naturaleza terrorista: Al Qaeda, Al Sarkawi, extremistas dispuestos al suicidio, infiltrados en el propio país. Chirac difícilmente los impresione, porque se sustraen a toda lógica de disuasión."

Efecto contraproducente

El Standard, de Viena, comenta: "Cabe suponer que la espontánea modificación de la doctrina nuclear francesa planteada por Chirac está dirigida a provocar un efecto disuasivo. O, por lo menos, a incrementar la disposición de Teherán a hacer concesiones en nuevas negociaciones sobre su polémico programa nuclear. Eso ya resultaba en extremo improbable tras las últimas declaraciones del líder religioso iraní, el ayatollah Ali Jamenei. Pero, con la amenaza de Chirac, esa posibilidad tiende a cero. Aquellos halcones iraníes que quieren armas atómicas -esas fuerzas con seguridad existen- cuentan ahora con un bienvenido argumento para fundamentar su absurda afirmación de que Occidente quiere arrinconar al país. Lo que George W. Bush consiguió con la guerra de Irak lo hace ahora a su manera Jacques Chirac: fomentar aquella realidad que se dice querer combatir.

Las cosas por su nombre

El diario suizo Neue Zürcher Zeitung, de Zurich, señala: "Poco después de fracasar las negociaciones con Irán, el presidente francés aprovechó la oportunidad de llamar a las cosas por su nombre. La amenaza de emplear, de ser necesario, 'otros medios' contra Estados terroristas, hace tomar conciencia de que la guerra contra el terrorismo no puede limitarse a medidas policiales y controles fronterizos, espionaje, encuentros clandestinos y diálogos interculturales. Fue necesario que el presidente francés recordara que las armas nucleares existen, que hay una especie de fuerza disuasoria y que la eficacia de esa disuasión implica reflexionar sobre la posibilidad de usar tales armas. Uno no se atreve ni a pensar qué ocurriría si el presidente Bush hubiera sostenido el mismo discurso. De seguro, Chirac hizo con ello un servicio a su país y a Europa."