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Arden los suburbios de París, ¿y Alemania?

Luna Bolívar Manaut3 de noviembre de 2005

Al gran secreto de París le falta glamour y le sobra cruda realidad. Alemania, sin embargo, ha podido evitar el gueto y aplicar mejor la integración del inmigrante. DW-WORLD habló con Jochen Oltmar, experto en migración.

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Los "champ elysée" quedan tan lejos de los suburbios parisinos como África.Imagen: AP

Es difícil de cuantificar, pero el gobierno francés estima en un informe redactado en 2004, que unas 250.000 personas viven ilegalmente en el país galo. Son los "sans papiers", los "sin papeles" de Francia.

A ese cuarto millón hay que sumarle los que, legalmente, residen en los suburbios, en las viviendas sociales, en los barrios con altísimos índices de desempleo. Éstos son los "sin futuro", los que tienen dificultades para encontrar un trabajo por el color de su piel o el sonido de su apellido. Las zonas marginales de Francia son una bomba, que ha comenzado a estallar.

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Cada noche la policía ha de combatir a los olvidados.Imagen: dpa

Alemania y Francia, países de inmigrantes

"En Francia, un problema irresuelto de acceso a la vivienda llevó a la formación de guetos a las afueras de París, donde se concentró a la población inmigrante separada del resto de los franceses. En Alemania no hay una división tan radical. La estructura gueto es el principal obstáculo a la integración", dijo a DW-WORLD el doctor Jochen Oltmer, profesor del Instituto de Migración y Estudios Interculturales de la Universidad de Osnabrück, en Alemania.

La falta de perspectivas es una fuente de insatisfacción que lleva al conflicto. "En los guetos el desempleo alcanza cifras exorbitantes, sobre todo entre los jóvenes. En Alemania tenemos el mismo problema: hay demasiados inmigrantes desempleados, pero la desocupación no se concentra tanto en lugar determinado sino que está más repartida", explicó Oltmer.

De una población que ronda los 80 millones de personas, en Alemania viven unos siete millones de inmigrantes. Francia tiene más de 60 millones de habitantes y en torno a tres millones de ellos son inmigrantes. "Pese a que Francia siempre practicó una política migratoria liberal, y a que Alemania no quiso durante años reconocer su papel de país receptor de migración, parece que los alemanes hemos sabido solucionar mejor los problemas y por suerte no se han producido hasta ahora enfrentamientos graves con inmigrantes", dijo Oltmer.

Francia y la inmigración: una historia con pasado…

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La quema de coches está a la orden del día en los barrios bajos de París.Imagen: AP

Durante los años cincuenta y sesenta, con el proceso de descolonización, se produjo una oleada migratoria desde las zonas coloniales hacia Francia. "A diferencia de en Alemania, en Francia la mayor parte de los inmigrantes proceden de antiguas colonias, y en un porcentaje muy elevado del norte de África", comentó Oltmer.

En los setenta, Francia como otros tantos países europeos, abrió la puerta a la mano de obra italiana, española o el este del continente. En los noventa, con la política de "immigration zéro" (inmigración cero), la situación para los inmigrantes se puso más difícil.

En 1996, un grupo de inmigrantes africanos y chinos ocuparon una iglesia en París en señal de protesta: eran "sans papiers", indocumentados. Gran parte de la población parisina apoyó las reclamaciones de los inmigrantes y con el cambio de gobierno en 1997 se puso en marcha un "plan de legalización" para extranjeros sin papeles residentes en Francia.

…y con presente

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A las afueras de París se concentran los que no pueden pagarse una vida mejor.Imagen: dpa

Desde 2002 la política migratoria francesa ha vuelto a su vertiente conservadora y las dificultades se acumulan."En Francia, la cultura y la política están mucho más impregnadas de influencia extranjera que en Alemania. Las fronteras son más abiertas y es más fácil escalar socialmente. Aún así, Francia no ha resuelto el gran problema de generar empleo para sus inmigrantes", dijo Oltmer.

El descontento crece en los bloques de cemento sirven de casa a los olvidados de una sociedad opulenta. Y los jóvenes sin trabajo, los extranjeros, los negros, los musulmanes, han decidido alzar no sólo la voz, sino también las piedras contra la policía. "Hay que dar a los inmigrantes seguridad. Poner claramente sobre la mesa sus derechos y sus deberes para que sepan que si cumplen con su parte el Estado lo hará igualmente con la suya. Pero no existen las soluciones rápidas", opinó Oltmer.