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Europa sin estrategia ante la globalización

Emilia Rojas Sasse27 de octubre de 2005

¿Cómo enfrentar los desafíos de potencias como China e India, en este nuevo mundo globalizado? La Unión Europea busca respuestas, en medio de discrepancias sobre su propio modelo social.

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La pose de rigor: muestras de unidad pese a las discrepancias.Imagen: AP

En comparación con la debacle en que terminó la cumbre europea al cierre de la presidencia luxemburguesa, sin acuerdo sobre el marco presupuestario para el período 2007-2013, la reunión de este jueves en Hampton Court dio una impresión de armonía y optimismo. Quizás porque no había resoluciones que tomar y porque el espinoso tema financiero ni siquiera figuró oficialmente en la agenda como objeto de negociaciones. Así, todos pudieron manifestar tranquilamente la esperanza de que la pugna se zanje a más tardar en diciembre. Es decir, el asunto quedó pospuesto, como tantas otras cosas en la actual fase de la Unión Europea.

Fondo amortiguador

Tampoco corrió mejor suerte otro tema candente que ocupó a los jefes de Estado y de gobierno en Hampton Cort, cerca de Londres: cómo hacer frente a la globalización. La idea presentada por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, de crear un fondo especial para mitigar el impacto de las transformaciones, cosechó una buena dosis de escepticismo.

El plan prevé dotarlo de cerca de 500 millones de euros anuales, que se destinarían a respaldar los cambios estructurales en las regiones más afectadas. Pero nadie sabe de dónde habrá de salir el dinero para financiarlo. También hay otras objeciones, como las que formuló el primer ministro sueco, Goran Persson, al puntualizar que no es tarea de la UE ayudar a aquellos países que no se adaptaron a tiempo a la globalización.

Modelos en pugna

Tal discusión podría servir de botón de muestra del problema de fondo que se plantea actualmente en el seno de la Unión Europea. Se trata de la confrontación de dos visiones. Por una parte está el modelo defendido por el primer ministro británico y actual presidente de turno de la UE, Tony Blair, que quiere acelerar las reformas y fomentar las libertades comerciales en Europa. Por otra, el modelo social tradicional, que el canciller alemán, Gerhard Schröder, defendió con vehemencia en su cumbre de despedida.

Schröder manifestó claramente que no considera a Gran Bretaña como un ejemplo a seguir en los restantes países de la UE, afirmando que la eficiencia económica debe ir ligada a una política de cohesión social. "Los europeos no quieren la privatización de los riesgos de la vida", subrayó. También el presidente francés, Jacques Chirac, se mantuvo en esa línea, puntualizando que, pese a las reformas necesarias, Europa "debe permanecer fiel a sus valores humanistas y su modelo social". Nadie quiere hablar de una "guerra de modelos sociales" en el Viejo Continente. Pero sí queda pendiente una definición que, de seguro, resultará aún mucho más ardua que las negociaciones presupuestarias.