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Comienza juicio a árbitros corruptos

18 de octubre de 2005

Comenzó en Berlín el juicio por el mayor escándalo en la historia el fútbol alemán. En el banquillo se sienta el ex árbitro Robert Hoyzer, acusado de manipular partidos de fútbol para la mafia de apuestas.

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Robert Hoyzer, una prometedora carrera ahora en el banquillo.Imagen: dpa


Bajo una gran atención mediática, comenzó en Berlín el juicio contra el ex árbitro alemán Robert Hoyzer, detonante del escándalo de manipulación de partidos de fútbol por encargo de una mafia croata de apuestas, y al que la Federación Alemana de Fútbol (DFB) suspendió de por vida.

Schiedsrichter Robert Hoyzer steht am Dienstag, 18. Okt. 2005, im Gerichtssaal im Landgericht in Berlin-Moabit
Hoyzer arrepentido de sus negocios con la mafia.Imagen: AP

23 partidos amañados

En el banquillo de los acusados se sientan, Hoyzer, el ex árbitro Dominik Marks, los hermanos croatas Filip, Milan y Ante Sapina y Steffen Karl, el ex jugador del equipo regional del Chemnitz FC, acusados de estafa organizada y sistemática por valor de dos millones de euros.

Milan Sapina es el propietario del Café King de Berlín, presunto centro de la manipulación de partidos por un grupo de apostadores que sobornaron a los árbitros Marks y Hoyzer para lograr resultados deseados en 23 partidos de fútbol.

En concreto, se les acusa de manipular partidos de la liga regional, y de la primera y la segunda división de la Bundesliga, además de algunos en la liga turca. La fiscalía acusa Hoyzer de haber manipulado directa o indirectamente 11 partidos de fútbol y podría ser condenado hasta diez años de cárcel.

Mala prensa para el Mundial

La Federación Alemana de Fútbol (DFB) envió dos observadores al juicio, que despertó gran interés mediático, al celebrarse ocho meses antes del comienzo del Mundial 2006.

El caso desató un escándalo sin precedentes en la historia del fútbol alemán y arrojó negras sombras sobre el arbitraje alemán. Hoyzer declaró antes del juicio que estaba arrepentido y aseguró que tenía miedo de ir a la cárcel.

“No puedo comprender por qué lo hice”, declaró Hoyzer, de 26 años, que abandonó sus estudios y vive del subsidio de desempleo después de que la Federación le suspendiera de por vida.

Hoyzer confesó que con el escándalo aprendió que “el dinero en muchos puntos de la vida no es tan importante”. Mientras los expertos le auguraban un futuro como árbitro internacional, Hoyzer echó todo por tierra por 67.000 euros y una televisión de plasma, que recibió de sus “amigos” de la mafia croata de apuestas a cambio de manipular los partidos.