El Kaiser
23 de marzo de 2007
Toda una vida dedicada al fútbol y nunca se bajó del podio de los elegidos. Si hubiera que seleccionar una figura representativa de la historia del fútbol alemán, su nombre estaría sin duda en la cabeza de todos: Franz Beckenbauer, también apodado "el Kaiser" (emperador).
¿Un alemán ejemplar?
Como jugador, entrenador, y como organizador del Mundial 2006, Beckenbauer continúa siendo una estrella en el panorama del fútbol mundial. Ha triunfado en cada terreno de juego que le tocó pisar. Aparte de sus éxitos futbolísticos, en realidad hizo todo lo que la "corrección" alemana no permite: separarse de su mujer, dejar a los niños, problemas fiscales, y huir con su novia, comenta Paul Breitner, antiguo compañeros de equipo. Y aún así sigue triunfando. Alemania le perdona todo.
El palmarés de su carrera es razón suficiente para ello. Como jugador, campeón del mundo y de Europa, cinco veces campeón de Alemania, cuatro veces ganador de la copa de Europa y dos veces jugador del año. Como entrenador consiguió con el Bayern de Munich el título de campeón de la Bundesliga y de la Copa de la UEFA.
No sólo en lo deportivo sino también en otros aspectos, Beckenbauer ha demostrado su forja de campeón. También es un excelente reclamo publicitario con una maravillosa imagen como yerno, padre, abuelo y amigo y sus problemas matrimoniales no le han afectado en absoluto. Gracias a eso ha sido el rostro del operador de móvil O2, el correo alemán, la lotería nacional y una marca de cerveza bávara, y todavía le queda tiempo para recaudar fondos de caridad.
Su mayor triunfo
Además de toda una carrera en el campo, el hijo de un empleado de correos del barrio muniqués de Giesing logró el mayor triunfo de su vida: conseguir que su país fuese elegido como sede para el Mundial 2006. Y por si fuese poco, también es el presidente de su club de siempre, el Bayern Munich.
Con todos estos honores, la figura de Beckenbauer ha trascendido desde lo futbolístico. Su influencia es tal que hasta los más encumbrados políticos buscan su compañía ante las cámaras. Y el sonríe, convertido en leyenda.