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Ratisbona: el jazz del Danubio

19 de mayo de 2004

En el año 179 los romanos pusieron la primera piedra de una ciudad, cuya arquitectura es su sello distintivo, hasta hoy. Sus habitantes dan la bienvenida a cualquiera, sin mirar su religión o nacionalidad.

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El puente de piedra, inaugurado en 1146, la Catedral gótica de Ratisbona y el Danubio.Imagen: dpa

¡Qué tiempos aquellos, cuando la asamblea parlamentaria sesionaba en Ratisbona! Culto era el lenguaje que se hablaba en la ciudad, las maneras de la gente muy refinadas. Y aunque han pasado ya más de 200 años, los habitantes de Ratisbona lo tienen muy presente.

Metrópoli hoy como ayer

Bajo el imperio de Marco Aurelio, los romanos llamaban "Castra Regina" a su campamento de la desembocadura del Regen en el Danubio. De ahí empieza a contar la historia de Ratisbona; muchos de sus edificios son magníficos vestigios milenarios. Prácticamente igual se mantiene la arquitectura románica y gótica de los siglos XIII y XIV. También se encuentra allí lo que en el siglo XII fuera considerado una de las maravillas del mundo: un puente de piedra de más de 300 metros de largo que cruzaba el río Danubio.

En el siglo XVI, cuando Ratisbona era aún una ciudad imperial libre -en la que se reunía la asamblea los príncipes y reyes alemanes ante el emperador-, ya era una gran urbe. Y lo siguió siendo. Sobre todo por su ubicación junto a la mayor corriente fluvial de Europa, el Danubio, Ratisbona, como mercado importante de todo tipo de productos, ganó y gana mucho dinero.

Ciudadanos liberales, los de Ratisbona



Que Ratisbona se conserve tan bien se debe en gran medida a la liberalidad de sus habitantes. Durante la época de la Reformación, los ricos habitantes de la ciudad se convirtieron al protestantismo, mientras que la gente más pobre siguió siendo católica. Sin embargo, aquí la convivencia funcionó a las mil maravillas, algo que benefició mucho a la ciudad. Por ejemplo, la guerra de los 30 Años no afectó en absoluto a Ratisbona, que se convirtió en lugar de reunión de los irreconciliables príncipes alemanes y en sede del parlamento alemán. Aún hoy es palpable el liberalismo de los ciudadanos, conociidos por su hospitalidad.


Jazz y otros gozos en Ratisbona

Con su casco histórico, Ratisbona es un escenario realmente maravilloso para cualquier manifestación artística. Sobre todo los aficionados al jazz encuentran placer en Ratisbona. Sede anual de uno de los festivales de jazz más renombrados del país, la oferta de los locales nocturnos es bien amplia y variada.

Una de las mayores atracciones de la ciudad es la travesía en bote por el Danubio. El punto de partida y amarre de los botes es el viejo puente de piedra. Aquí se puede optar por dos recorridos turísticos: uno por la ciudad, que incluye un viaje por el río, o una excursión al Walhalla (Valhala), un templo, que fue considerado la obra más importante del siglo XIX.

Pero debido a la belleza de la ciudad y de su naturaleza, ya es un placer de callejear por tiendas y bares o sentarse en uno de sus numerosos cafes. Y al pasar por allí, siempre surge la pregunta, ¿cuántos antes de mí habrán recorrido estos mismos lugares?