Alemania 1 - China 0: amarga victoria en casa
13 de octubre de 2005La verdadera historia del partido empezó media hora después de haber sonado el pitazo inicial cuando los abucheos del público, hasta ese momento a penas perceptibles en algunos sectores de las tribunas, se convirtieron en una ensordecedora silbatina que llenó el estadio.
El partido
El equipo de China, con un esquema evidentemente defensivo, arrancó el encuentro tomándose todo el tiempo del mundo, requiriendo como mínimo 30 segundos, a veces un minuto completo, para cada lanzamiento de banda o saque de puerta, lo cual impidió que Alemania pudiera tomar el ritmo y plantear las condiciones en su casa.
A pesar de los intentos alemanes de buscar el arco contrario, con Bernd Schneider y el autor del gol, Frings, asumiendo el rol de liderazgo, las acciones de peligro, que no fueron realmente tales, llegaron a cuentagotas.
Entretanto China se tomaba cada vez más confianza y en el primer tiempo del choque tuvo las únicas tres opciones claras de gol, una de ellas, propiciada en un pase errado del volante alemán Tim Borowski en el minuto 43, desperdiciada por Hui Xie en un mano a mano con Oliver Kahn.
La pausa le hizo bien a Alemania que salió más animada y fue recompensada con la pena máxima que se convertiría en el único tanto del partido, producto de una falta en el área cometida a Schneider.
La silbatina
La paciencia del público alemán con su selección sólo duró 30 minutos, y con excepción del momento del penalti, una imparable silbatina acompañó el encuentro como señal de descontento con un equipo que no muestra progresos.
En declaraciones exclusivas a DW-WORLD, el defensa alemán Arne Friedrich calificó el partido como "desagradecido" al tiempo que resaltó lo que a su juicio fue "un resultado positivo". El arquero Oliver Kahn valoró lo sucedido en Hamburgo diciendo: "lo único positivo fue el triunfo, y que no recibimos un gol en contra".
"Encuentro buena la reacción del público, ellos tienen el derecho a abuchearnos, debemos mejorar", dijo a DW-WORLD Joachim Löw, asistente técnico de la selección alemana. El mismo entendimiento manifestó el presidente de la Federación Alemana de Fútbol, Gerhard Mayer-Vorfelder: "así es la afición alemana cuando no les gusta el juego, eso es normal, el fútbol es emoción y eso es lo que se vivió en Hamburgo", comentó a DW-WORLD.
El próximo 12 de noviembre Francia, tras su directa calificación Mundial, será el último rival del seleccionado alemán. Hasta entonces, y para evitar que se repita la silbatina de ayer, hay muchas cosas que mejorar pues la esperanza de los aficionados son las mismas que la de Mayer-Vorfelder: "ojalá pronto vuelvan a jugar bien".