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Putin en Alemania: ¿el fin del idilio Berlín-Moscú?

Pablo Kummetz8 de septiembre de 2005

Vladimir Putin se reúne hoy con el canciller Gerhard Schröder, pero también con la conservadora Ángela Merkel, quizás la próxima jefa de Gobierno alemana. ¿Es el anuncio del fin del idilio entre Berlín y Moscú?

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Gerhard Schroeder (der.) y Vladimir Putin, hoy en Berlín: ¿adiós a un amigo?Imagen: AP


La pregunta no es fácil de responder. Por un lado, demasiado grandes son los intereses económicos que unen hoy a Alemania y Rusia como para que un gobierno conservador cambie la política en 180 grados. Por otro, Merkel es una aliada incondicional de EEUU, por lo que no se sabe qué puede suceder en caso de una nueva crisis internacional como la de Irak.

Wladimir Putin besucht Angela Merkel
Angela Merkel y Vladimir Putin, reunidos hoy en la Embaja rusa en Berlín.Imagen: AP

Rusia es importante para Alemania esencialmente por dos motivos: como abastecedor de gas natural y como socio económico y comercial. Así es también que el motivo declarado de la visita de Putin hoy a Berlín es la firma de un acuerdo de cooperación entre la empresa rusa de gas Gazprom y las alemanas BASF y E-ON Ruhrgas para construir un gasoducto submarino a través del Mar Báltico entre el puerto ruso de Vyborg y la localidad alemana de Greifswald.

Se prevé que los trabajos de construcción del gasoducto de 1200 kilómetros de largo comiencen este año y se terminen en el 2010. Entonces podrán fluir por él 55 mil millones de metros cúbicos de gas natural de Rusia directamente a Alemania. En el proyecto, cuyo costo se calcula en unos 4000 millones de euros, participarán seguramente también otras empresas europeas.

El socio comercial más importante

Alemania es también el socio comercial más importante de Rusia. En 2004, el intercambio de bienes entre ambos países alcanzó la cifra récord de 31.000 millones de euros. Unas 3500 empresas alemanas desarrollan actividades en Rusia, un país con un gran potencial de crecimiento y grandes reservas de materias primas y energía.

A Putin y Gerhard Schröder los une una "verdadera amistad", como no se cansa de repetir el socialdemócrata en toda ocasión. En esta ocasión, Putin vino también a dar una ayuda entre amigos a Schröder para las elecciones parlamentarias alemanas el próximo 18 de septiembre. Con la firma del acuerdo de cooperación, el actual gobierno alemán queda como paladín de la defensa del abastecimiento de energía en Alemania.

Esa amistad se ha reflejado en la política exterior también en la conformación del eje París-Berlín-Moscú. Con el apoyo ruso, la férrea oposición germano-francesa a la guerra de Irak no hubiera tenido tanto peso como lo tuvo. De utilidad para Putin fue por su parte el apoyo de Berlín a las ambiciones rusas de ingreso al G8 y a la Organización Mundial del Comercio. Schröder, por su parte, contabilizó como mérito propio la adhesión de Rusia al Protocolo de Kyoto.

No tan amigos

No tan amigos, por lo menos por ahora, son Putin y la quizás próxima jefa de gobierno alemana, Angela Merkel. Ésta, como jefa de la oposición, apoyó sin retaceos a EEUU en la guerra de Irak. La democristiana Merkel ha censurado además en repetidas ocasiones la "falta de crítica" de Schröder a Putin, por ejemplo en lo que se refiere a la política rusa en Chechenia y la falta de democracia interna en el país.

También a Polonia prometió Merkel recientemente una política alemana con respeto a Rusia que "no vaya a costas de países más pequeños en la UE", en este caso una clara referencia a los polacos y los países del Báltico. Tantos uno como otros saben muy bien qué significó vivir bajo el yugo soviético, pero recelan también de la Rusia postsoviética.

No obstante, tanto Putin como Merkel son realistas. Durante su estadía en Alemania hoy, Putin no desaprovechó la oportunidad para reunirse también con Merkel. Ésta ya ha declarado que el proyecto del gasoducto tiene "importancia estratégica" y que un gobierno bajo su égida lo apoyará "sin restricciones". Wolfgang Schäuble, asesor de Merkel en política exterior, aseguró por su parte en una reciente visita a Moscú que, en caso de un gobierno conservador en Alemania, eventuales críticas a procesos políticos internos en Rusia tampocó serían "objeto de comunicados públicos".

Un interrogante

En vista de todo ello, círculos rusos de política exterior cuentan con que en definitiva en cuanto a la economía no cambie mucho en caso de un gobierno conservador en Alemania. Quizás una amistad entre Merkel y Putin no sea tan estrecha como la de Schröder y Putin, pero en juego hay grandes intereses económicos y dinero, mucho dinero.

No obstante, el acto de equilibirio de una canciller federal Merkel no sería fácil. En el caso de una nueva crisis de política internacional, similar a la de Irak, una segunda edición del eje París-Berlín-Moscú sería impensable. Queda entonces la economía. Que ello baste para mantener con vida el idilio es hoy todavía un interrogante.