Ataque terrorista sacude a Egipto

La violencia terrorista vuelve a golpear a Egipto, en momentos en que Europa aún se encuentra conmocionada por la serie de atentados que ha sacudido a Londres. Una vez más, el blanco del extremismo islámico ha sido la península de Sinaí, destino predilecto de turistas israelíes y europeos, y en concreto la localidad de Sharm el Sheij, que se ha convertido en un símbolo del diálogo, por haber sido sede de varias conferencias dirigidas a buscar la paz en el Medio Oriente.

El extremismo egipcio

Peligrosa resulta la tentación de echar todos los embates del terrorismo en el mismo saco de Al Qaeda. Lo hace, por ejemplo, el presidente ruso, al inscribir la violencia chechena en el marco del terrorismo internacional, justificando así su política de mano dura contra los afanes independentistas de esa república caucásica. Y no es el único.

Pero el caso de Egipto es diferente. El extremismo tiene allí varias dimensiones. Por una parte, apunta contra el gobierno del presidente Mubarak, al que intenta debilitar actuando contra una de las principales fuentes de ingresos del país: el turismo. No obstante, la raíz del problema trasciende desde luego las fronteras egipcias. Su principal foco está en el conflicto palestino israelí, en el que El Cairo ha intentado propiciar el diálogo. Algo que los fundamentalistas islámicos no perdonan a Mubarak.

La cuenta de Al Qaeda

Se trata pues de un conflicto de décadas, que ahora cobra nuevas dimensiones desde la perspectiva de la violencia orquestada bajo la égida de Al Qaeda. Una organización que no tiene una estructura definida y bajo cuyo alero pueden actuar los más diversos grupos, como las "Brigadas del mártir Abdallah Azzam", que se atribuyeron este sábado los atentados de Sharm el Sheij, calificándolos como un golpe "contra los cruzados, sionistas y el renegado régimen egipcio".

Nunca es fácil confirmar la autenticidad de comunicados como éste pero, independientemente de que los autores de los atentados del Sinaí pertenezcan formalmente a la red de Osama Bin Laden o no, lo cierto es que comparten sus móviles. Y éstos son, por extensión, los mismos que a todas luces indujeron a actuar a los terroristas en Londres o en Madrid. Y esa es la fuerza de Al Qaeda, que ante la opinión pública internacional puede anotar a su haber cuanto atentado se perpetre en nombre del Islam.