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Confesionario rodante

Emilia Rojas23 de febrero de 2005

En un pequeño bus, un sacerdote alemán lleva casi un año recorriendo las calles para llevar a la gente confesión, con un éxito notable en vista de que cada vez son menos los que recurren a ese sacramento.

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Así da gusto confesarse.Imagen: Kirche in Not/Ostpriesterhilfe

En Alemania, los confesionarios de varias iglesias corren el peligro de convertirse en un buen sitio para guardar escobillones. Tarde mal y nunca aparece un feligrés dispuesto a confesar sus culpas. Los pecadillos cotidianos ya no parecen atormentar el alma de los creyentes. Y, si lo hacen, ahí están los sicólogos o siquiatras. El diván reemplaza ampliamente el reclinatorio de la iglesia para la mayoría de los católicos germanos que tienen una noción a veces confusa del concepto de pecado.

Un "cura-móvil"

Convencido de la importancia de la confesión, un sacerdote alemán decidió ponerse literalmente en marcha, sin esperar a que las ovejas perdidas vinieran en busca de un pastor. Hermann-Josef Hubka, de 46 años, estrenó en marzo pasado su "confesionario móvil". En un pequeño bus Volkswagen, debidamente adaptado para cumplir con esas funciones, ha recorrido desde entonces varias ciudades alemanas, ofreciendo el sacramento a quienes de otra forma no habrían acudido a confesarse.

Beichtmobil von innen nur Tisch
Todo lo que se requiere para la confesión.Imagen: Kirche in Not/Ostpriesterhilfe

No es tan famoso como el Papa-móvil, pero el confesionario rodante se ha convertido en una verdadera atracción para numerosas comunidades católicas. Hubka ofrece sus servicios en forma gratuita allí donde se lo llame, ya sea que se trate de una fiesta parroquial, un encuentro comunitario o simplemente la calle de una ciudad cualquiera. Si bien no lleva la cuenta de cuánta gente se ha confesado con él, el religioso calcula que deben ser varios centenares, a juzgar por la cantidad de rosarios que ha regalado.

Confesión "in"

La iniciativa ha resultado ser también un buen método publicitario para atraer la atención. Diversos medios alemanes de prensa se han referido al tema e incluso la revista Bunte lo incluyó en su sección de lo que está "in" o "out" actualmente. El confesionario rodante, desde luego, quedó en la categoría "in".

Sin embargo, la idea no es en sí tan novedosa, considerando que después de la II Guerra Mundial hubo organizaciones religiosas que llevaban su mensaje en capillas sobre ruedas, en medio de la devastación de las ciudades. Ahora, en el siglo XXI, vuelve a servir de incentivo para rescatar del olvido la confesión que, incluso en países tan católicos como Italia, sólo practica apenas un 20% de los creyentes.