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Asesinado el zar de la moda alemana

Eva Usi14 de enero de 2005

El misterioso asesinato del zar de la moda muniqués, Rudolph Moshammer se ha convertido en un acertijo policial. El caso recuerda al asesinato de Gianni Versace en 1997 y ha desatado una gran consternación.

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Rudolph Moshammer con su perrita Daisy.Imagen: AP

Cuando el chofer de Rudolph Moshammer se presentó en la lujosa villa del diseñador el viernes en la mañana para recoger a su jefe, lo encontró estrangulado con un cable de teléfono. Moshammer llevaba puesto todavía el traje negro que llevaba la noche de la víspera y yacía en el suelo del pasillo, a unos metros de la puerta abierta de su dormitorio. "Todo indica que fue un asesinato", dijo el fiscal de Múnich, Peter Boie, pero no dio mayores detalles.

El chofer alarmó a la policía, pero antes que ella llegó el médico de cabecera del diseñador que debía ponerle una inyección de vitaminas. Al excéntrico modisto no le gustaba comer frutas ni verduras y por eso recibía periódicamente complementos vitamínicos. "¡Creo que está muerto!", dijo consternado el chofer al doctor. Daisy, la perrita Yorkshire Terrier, inseparable mascota del diseñador, ladraba y brincaba alterada alrededor del cadáver.

Rudolph Moshammer
*El diseñador durante la premiere de la producción "Diamonds", de Holiday on Ice. (2003).Imagen: AP

Parecido al Rey Luis II de Baviera

Llamado el zar de la moda alemana por su parecido al Rey Luis II de Baviera, Rudolph Moshammer era uno de los personajes más excéntricos de la farándula alemana. El diseñador aparecía a menudo en talkshows televisivos luciendo una aparatosa peluca azabache, los dedos cuajados de anillos y los ojos pintados. En sus brazos llevaba invariablemente a Daisy con su eterno moño en el pelo. La mascota se había convertido últimamente en su único familiar.

El asesinato del excéntrico modisto ha dejado una serie de incógnitas. La policía da por sentado de que perdió la vida poco después de la medianoche, pero su cadáver no mostraba más rastros de violencia que las magulladuras de su estrangulamiento en el cuello. Una comisión integrada por 20 agentes intenta reconstruir las últimas horas del diseñador. La noche del jueves cenó con un conocido suyo en un exclusivo restaurante del barrio residencial de Grünwald, en Múnich. Posteriormente se le vio conduciendo solo, su flamante Rolls Royce negro alrededor de la estación central ferroviaria de la capital bávara. La policía ha pedido a la población que proporcione información. ¿A quien llevó el modisto posteriormente a su casa?

Moshammers Hund Daisy traumatisiert
Un agente policiaco lleva en las manos a la perrita Daisy, evidentemente traumatizada.Imagen: AP

Un personaje extravagante

No hay indicios de que el móvil del asesinato haya sido un asalto. Pese a que tenía un guardaespaldas durante el día, en su tiempo a Moshammer le gustaba andar solo. Era propietario de una exclusiva boutique de ropa masculina con la que amasó una verdadera fortuna. Él mismo diseñaba la ropa de lujo y se había hecho de una nutrida clientela de acaudalados árabes. Particularmente exitosa era su colección de extravagantes corbatas. "Vendo belleza y juventud", dijo Moshammer alguna vez. Su renombre como diseñador trascendía las fronteras de la alta sociedad alemana. Entre los famosos que han llevado trajes confeccionados por él se encuentran el tenor español José Carreras, el actor y gobernador de California, Arnold Schwarzenegger y el rey Carlos Gustavo de Suecia.

Rudolph Moshammer mit seiner Mutter 1993
El modisto muniqués con su madre Else, durante un banquete en Múnich.Imagen: dpa

No hablaba sobre su homosexualidad

El diseñador tenía muchos amigos homosexuales aunque él mismo nunca se declaró abiertamente como tal. Decía que le gustaban las almas que congeniaban con él y que las almas no tenían sexo. Rechazaba cualquier intromisión en su vida privada diciendo que no era correcto preguntar a la gente lo que sucede en sus cuatro paredes.

Entre las revelaciones tras su muerte ha salido a la luz pública su verdadera edad. Tenía 64 años y no los 59 que decía tener. Últimamente se sentía solo, sobre todo desde la muerte de su madre Else, en 1993. "Echo de menos un nido, una familia, sobre todo, no tener un heredero que le de continuidad a mi obra", dijo alguna vez.