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Marea naranja en Ucrania

Emilia Rojas23 de noviembre de 2004

Ante la presión de las masivas protestas callejeras contra el fraude electoral en Ucrania, el presidente Leonid Kuchma convocó a un diálogo para discutir sobre el resultado de los comicios.

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Multitudinaria manifestación contra el fraude electoral, en Kiev.Imagen: AP

El centro de Kiev se tiñó este martes de naranja, el color de la oposición ucraniana. Esa marea, formada por cerca de 300 mil manifestantes denunciando un fraude en la segunda vuelta de los comicios presidenciales, fue la que dio bríos al candidato derrotado según la comisión electoral: Víctor Yuschenco se proclamó presidente y juró ante un parlamento diezmado por el boicot de los partidarios del triunfador oficial, Víctor Yanukovich. La falta de quórum, que invalidó el acto, no pudo quitarle sin embargo su carácter simbólico, ni el efecto de incrementar aún más la presión política en Ucrania.

Viktor Juschschenko leistet Amtseid
Víctor Yuschenko jura en forma simbólica como presidente.Imagen: AP

Críticas europeas

Los opositores cuentan, desde ya, con un considerable respaldo desde el exterior. Mientras Estados Unidos criticó dura y abiertamente el fraude, los gobiernos de la Unión Europea convocaron a los respectivos embajadores ucranianos. Haciéndose eco de sus homólogos europeos, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer, habló de “fundadas dudas acerca de los resultados oficiales” y exhortó a las autoridades de Kiev a revisar el proceso electoral y el recuento de votos, y a llevar a cabo las correcciones necesarias.

Pero más determinante que el malestar europeo resulta en Kiev la posición de Moscú. Y, de momento, ésta favorece claramente a Yanukovich. Es probable que al presidente ruso, Vladimir Putin, le haya faltado tino político al felicitarlo prematuramente por su “limpia” victoria electoral, en vista de las serias irregularidades registradas por los observadores extranjeros. Pero el jefe del Kremlin no da aún señas de cambiar de idea. Es más: durante una visita a Lisboa, consideró “improcedentes” las críticas de la Unión Europea, subrayando que Ucrania no necesita lecciones de democracia.

Recordando a Schevardnadze

Demonstrationen in der Ukraine
Manifestaciones que recuerdan lo ocurrido en Georgia.Imagen: AP

Las masivas protestas ciudadanas por la manipulación de los resultados, sin embargo, sugieren lo contrario. En las manifestaciones no faltaron pancartas con alusiones a Georgia donde, hace un año, las protestas ciudadanas terminaron por derribar al presidente Eduard Schevardnadze. Pero la situación ucraniana no es del todo comparable. Demasiado fuerte es la dependencia ucraniana de Moscú y demasiado grandes los intereses que el gran vecino tiene en esa república, por donde atraviesan las tuberías que llevan el 90% de las exportaciones rusas de gas a Europa occidental.

Por otra parte, al margen del fraude electoral denunciado a los cuatro vientos, lo cierto es que Ucrania está dividida. El abanderado opositor, que pide apoyo internacional y hasta la ayuda de Lech Walesa para evitar que se le arrebate el triunfo, representa la voluntad de un cambio profundo hacia una mayor apertura y pluralismo. Yanukovich, por su parte, simboliza una política de mano dura, apegada al legado ruso. Y no hay que olvidar que también él recibió parte importante de los votos, sobre todo en el Este del país, lo cual vuelve aún más explosiva esta crisis.