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Galeano: La “resurrección de la alegría”

Emilia Rojas1 de noviembre de 2004

El escritor Eduardo Galeano, uno de los intelectuales uruguayos de mayor prestigio internacional, analiza en entrevista con DW-World el triunfo de la izquierda en las elecciones celebradas en su país.

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Multitudinaria celebración en Montevideo.Imagen: AP

Como “una noche de orgullo para los uruguayos” definió Tabaré Vázquez el desenlace de la jornada electoral en que triunfó con el Frente Amplio, poniendo fin al monopolio político compartido por los partidos Blanco y Colorado, únicamente interrumpido por los años de la dictadura militar. Eduardo Galeano, por su parte, habló en entrevista con DW-World de una “resurrección de la alegría”. Y, cualquiera sea el cristal con que se mire el resultado de los comicios generales celebrados el domingo, hay algo inobjetable: en Uruguay se ha producido un vuelco que bien admite el adjetivo de histórico.

DW-World: ¿Qué significa el triunfo de Tabaré Vázquez para Uruguay y para América Latina?

Eduardo Galeano
Eduardo Galeano: "La democracia no es un ritual sin contenido".Imagen: dpa

Galeano: Aquí ocurrieron dos cosas. Hubo una elección nacional en la que ganó un amplio frente de izquierda, con todas las variantes, lo que constituye una gran novedad en la política uruguaya. Para la región también es importante, porque esto abre la posibilidad de una inserción entusiasta de Uruguay en el marco de un esquema de integración en el Mercosur.

Pero, además, hubo un plebiscito, que también se ganó. Un plebiscito sobre el agua, para determinar si ha de ser de propiedad pública o fuente de negocio privado. La gente votó porque fuera un servicio público. Es la primera vez en el mundo que esto se somete a plebiscito y me parece importante que haya ocurrido, como ejemplo de lo que se puede hacer, porque en una democracia, cuando es verdadera, es la gente la que decide, y no el Banco Mundial.

DW: ¿Se puede hablar de un cambio ideológico en América Latina, teniendo en cuenta los casos de países como Chile y Brasil?

G: Sí que hay una renovación en el panorama latinoamericano, muy interesante, en dirección al renacimiento democrático. El problema que se planteó fue que cayeron las dictaduras militares y volvieron las democracias a esos países, pero la democracia se fue divorciando de las esperanzas que había despertado. Y esto hizo que la gente joven no se reconociera en ella. Sentían la democracia como algo ajeno, desconfiaban de la democracia (creo que desconfían todavía en muchos países), como que la democracia es un asunto privado de los políticos, que la usan en provecho personal. En estos últimos años, han ocurrido transformaciones importantes, que implican un renacimiento del prestigio de la democracia. Yo creo que es bueno que esto ocurra, sobre todo para que las generaciones nuevas identifiquen la democracia con el cambio, para que puedan creer que de veras la democracia no es una ceremonia vacía, un ritual sin contenido, una misa sin Dios, sino que la democracia está llena de energía, que contiene el dinamismo del cambio.

DW: Los líderes del Frente Amplio han anunciado un gobierno pragmático.¿Es ello compatible con las esperanzas que se depositan en el cambio?

G: Es un problema de ritmo. Así como el Frente Amplio fue creciendo de a poco desde que nació en 1971, y creció, como dice una canción de Zitarrosa, desde el pie, es decir, de abajo hacia arriba, también la política del cambio, para poder ser realizable, tendrá que ir creciendo desde el pie. Yo creo que eso no es enemigo de la esperanza. Siempre y cuando, claro, no terminemos confundiendo el realismo con la traición, cosa que siempre puede ocurrir. Ese peligro acecha, porque el camino no es fácil. Pero yo tengo la esperanza de la esperanza. Tengo la esperanza de que este movimiento, que ha triunfado de tan limpia manera y al cabo de tantos años de lucha y sacrificio, no va a defraudar a la gente.

DW:¿Cuál es su balance personal de la jornada electoral?

G: Fue una resurrección de la esperanza, una resurrección de la alegría. Creo que la alegría hay que cuidarla, como la hoja cuida al fruto, con mucha delicadeza. Hay que tener mucho cuidado de que la alegría no se nos escurra, porque este es un país que viene de una tristeza larga. Un país que parecía condenado a la tristeza. Para mí, la noche de ayer, el día de hoy, son la primera noche y el día primero de una nueva era, de un tiempo nuevo, que ha resucitado el derecho a la alegría.