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“Temblores en el paisaje político”

1 de octubre de 2004

Las declaraciones del presidente ruso Vladimir Putin acerca del Tratado de Kyoto y el anuncio del primer ministro británico, Tony Blair, respecto a su futuro político ocupan a los editorialistas de la prensa europea.

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El primer ministro británico, Tony Blair, durante la conferencia laborista en Brighton, Inglaterra.Imagen: AP

The Daily Telegraph de Londres opina: “Que Tony Blair se opere del corazón y que haya decidido retirarse de la política después de su siguiente período ha provocado temblores en el paisaje político británico. Aun cuando se cuenta con que se recupere -¿por qué no habría de hacerlo?-, el hecho subraya su calidad de mortal y atiza la hasta ahora incipiente discusión acerca de su sucesor. El conteo regresivo hasta la entrega del poder empieza hoy […]”

The Guardian escribe: “Sólo el tiempo develará lo que de verdad llevó al primer ministro a hacer esa declaración. Las consecuencias políticas para el Partido Laborista son altamente explosivas. Blair, probablemente, se sintió obligado a anunciar sus intenciones a largo plazo. Con el anuncio de que quiere permanecer hasta 2009 en el poder ha echado por la borda cualquier aseveración en cuanto a que abdicará a favor del ministerio de Finanzas, Gordon Brown. Asistimos a un momento crucial en la historia de este Gobierno. Los efectos, cualesquiera que estos sean, dominarán la política del decenio en curso.”

Putin acepta el Tratado de Kyoto

Les Echos, diario financiero francés, opina: “El presidente ruso, Vladimir Putin, ha decidido hacer renacer de las cenizas al Tratado de Kyoto. Con ello lo que Moscú logra es abrir un nuevo mercado, puesto que ahora –como se estipula en el Tratado- los jefes de la industria rusa podrán vender sus cuotas de emisión a los europeos. Entretanto ha quedado claro que ni el presidente estadounidense, George W. Bush, ni su contrincante, John Kerry, estarán dispuestos a suscribir este protocolo en su forma actual. Sin embargo, los intereses de los industriales norteamericanos podrían inclinar la balanza, cuando quede claro que la competencia europea aprovecha la ocasión para participar en la modernización de la industria rusa.”

El de Milán dice: “El que Rusia suscriba el Trato de Kyoto es un resultado de las largas negociaciones que ha dirigido la Comisión de Bruselas. Rusia quiere ser miembro de la Organización Mundial de Comercio, y en manos de Europa estaría cerrarle el paso. Hoy, probablemente, se haya abierto ese camino. Pensando en el futuro de su país, el presidente ruso Vladimir Putin antepone a cualquier asunto interno unas buenas relaciones con Europa. Y ello es, para Europa, el aspecto primordial en este acuerdo.”