Una gota de sangre puede revelar la edad aproximada de una persona
25 de noviembre de 2010Los huesos y los dientes eran hasta el momento las únicas partes del cuerpo humano capaces de indicar la edad de la persona. Lo que un grupo de científicos holandeses acaba de descubrir- y publicar en la revista Current Biology- puede calificarse, por lo tanto, de revolución.
El equipo de la Universidad Erasmus de Roterdam ha encontrado en las células sanguíneas particularidades susceptibles de ser agrupadas por edades. De esta manera, han podido desarrollar un método que, según los estudios iniciales, permite identificar los años del sujeto en cuestión dentro de unas franjas determinadas.
Fragmentos de ADN
La clave del hallazgo holandés está en los linfocitos T, también conocidos como células T. Estas partículas son parte fundamental del sistema inmunológico y se encargan de coordinar la respuesta inmunocelular, es decir, la reacción contra los virus y ciertas bacterias.
Para poder llevar a cabo dicha labor, los linfocitos T varían su genoma y desprenden fracciones de ADN. Estos pedazos, conocidos en inglés como sj-TREC, se van acumulando en el organismo cada vez que éste ha de defenderse de la irrupción de células ajenas. Y como son bastante estables, pueden detectarse incluso pasados algunos años.
Llegados a este punto, pudiera pensarse que las personas de más edad y que han hecho frente a infecciones con más frecuencia a lo largo de su vida son quienes demuestran una concentración mayor de estos fragmentos de ADN en la sangre, pero no es así.
“Los niños cuentan con un sistema inmunológico mucho más activo, por eso encontramos en ellos más sj-TREC. Es lo que descubrimos al comparar las pruebas sanguíneas de personas de diferentes edades: a más edad, menor cantidad de estas partículas en la sangre”, explicaba Jacques van Dongen, uno de los científicos implicados en el estudio, a la emisora de radio alemana Deutschlandfunk.
¿Dato de importancia?
“El está método aún lejos de poder revelar la edad exacta”, advierte Manfred Kayser, otro de los miembros del grupo de investigación, según cita en su versión digital el semanario germano Spiegel. Cotejando los restos sanguíneos con pruebas tipo, “lo que podemos decir es si alguien tiene entre diez y veinte, entre veinte y cuarenta, entre cuarenta y sesenta o más de sesenta años”, continuaba van Dongen en Deutschlandfunk.
“Probablemente, serán muy pocos los casos en los que una diferenciación entre estos grupos de edad sea relevante”, opinó por su parte Lutz Roewer, del Instituto Forense de la Universidad Clínica Charité de Berlín, también en una entrevista concedida a Spiegel.
Sus colegas holandeses, sin embargo, consideran que el dato sí puede ser importante. Por ejemplo, en la escena de un crimen- incluso, por la estabilidad del material, de un crimen que haya acontecido ya hace varios años-. La sangre que el autor hubiera podido dejar allí sólo otorgaba hasta ahora información como el sexo, y conocido es que aquello que contribuya a hacer más exacta la descripción de los hechos es en círculos policiales una bienvenida ayuda.
LB/ mp
Editor: José Ospina Valencia