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La nueva generación del comercio justo en México

17 de noviembre de 2010

En México, el comercio justo ha entrado en una segunda fase en la que los productores se enfrentan a problemas como el cambio climático. También comienzan a verse resultados de un desarrollo sustentable.

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Emblema de la organización Fair Trade, con sede en Alemania.Imagen: DW

El comercio justo llegó a México en la década de los ochenta. En aquellos días, el objetivo principal de este esquema comercial era lograr mejores condiciones para los productores de café que hasta entonces estaban en manos de los “coyotes” o especuladores. La perspectiva del comercio justo incluía tanto el aspecto social como el económico, a fin de resultar en una vida más digna para quienes trajababan en el campo mexicano.

Tres décadas más tarde, el comercio justo aún representa aquellos ideales. Pero además, productores, funcionarios del Gobierno y organizaciones de la sociedad civil entrevistados por Deutsche Welle en México coinciden en que el comercio justo se enfrenta a nuevos dilemas como el incremento de la productividad, el cumplimiento de normativas originadas en el exterior y, en un plano principal, los efectos del cambio climático. También hay problemas distintos según el producto del que se trate.

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El café orgánico, fruto de la producción libre de pesticidas y químicos.Imagen: DW

El caso del café

„Lo que decía el coyote lo tenías que hacer. Forzosamente uno tenía que cumplir porque si no, te podía quitar hasta tu terreno. Eso pasaba sobre todo con los abuelitos que no se sabían defender“, recuerda Francisco García, productor indígena de café en la Sierra Nororiental de Puebla, México.

El comercio justo rompió este círculo vicioso con el pago de un sobreprecio a los productores, a cambio de cumplir condiciones como el respeto a la ecología y el trato digno a los trabajadores. Tales condiciones son certificadas por organismos mexicanos como Certimex, u otros con sede en el extranjero.

Además, llenar otros requisitos implica el pago de un premio social y un premio ecológico. Tales ganancias se reinvierten en obras sociales para el beneficio de las comunidades. Un punto central es la autogestión. Ésta ha permitido que los productores mismos se hagan cargo de su desarrollo. Para ello, muchos se organizaron en cooperativas como Tosepan Titataniske, en la localidad serrana de Cuetzalan.

“Afortunadamente, el trabajo de las organizaciones ha rendido frutos”, dice Eduardo Rojo, de la asociación civil mexicana Comercio Justo. “Hoy encontramos organizaciones fortalecidas cuyos procesos van contribuyendo de manera firme a las metas que se propusieron los propios fundadores de este movimiento”, agrega.

Los problemas fundamentales, en efecto, parecen resueltos. “Hoy nos sentimos bien porque podemos decir que nuestro producto está certificado”, señala Jaime Cortés Pérez, indígena de la etnia totonaca que es productor de café en Puebla. Al producir de manera orgánica, libre de todo desecho tóxico o contaminante, Cortés y miles de productores mexicanos consiguen la certificación, que es garantía de un precio justo por su producto.

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El café y la miel son pilares del comercio justo en México.Imagen: DW

Los dilemas del comercio justo con el café hoy son otros. Uno radica en la fluctuación del precio del café. En los últimos años el precio ha oscilado entre un piso de 77.48 y un máximo superior a 200 dólares por cada cien libras.

Junto a esto aparece el reto monumental del cambio climático. Una helada ocurrida a principios de 2010 afectó gravemente la producción. “Los daños provocaron que el acopio de café cayera a los niveles de 2005”, afirma Emiliano Salazar. “A partir de esto aprendimos que es bueno prever porque el clima está cambiando de manera muy fuerte”, agrega Leonardo Durán, de Tosepan Titataniske.

El principal comprador del café producido por la cooperativa es la empresa GEPA (Casa del Comercio Justo), con sede en Wuppertal, Alemania. En 2009, Tosepan Titataniske exportó 670 sacos de café orgánico bajo condiciones de comercio justo. 62 por ciento de ese total fue adquirido por la GEPA.

¿Cuál es la situación del comercio justo con la miel en México? Siga leyendo...

El caso de la miel

La apicultura mexicana tiene sus orígenes en la época prehispánica. “Hasta antes de la Conquista, la apicultura se basaba exclusivamente en la explotación de las abejas sin aguijón, o meliponinos”, dice Salvador Cajero, uno de los principales expertos mexicanos en cuanto a las abejas se refiere.

La industria se ha diversificado. México es el tercer exportador mundial de miel, luego de China y Argentina. “Es importante exportar, sobre todo a Alemania, porque este país tiene un gran posicionamiento en el mercado europeo”, dice Pedro del Castillo, alto funcionario de la Secretaría de Agricultura en México. Fue a principios del siglo XXI cuando el comercio justo llegó a muchos productores apícolas mexicanos.

Con la producción de miel, orgánica éstos complementan las ganancias que obtienen por la explotación de otros productos como el café y la pimienta.

“A mí me ha cambiado mucho porque la organización nos apoya bastante”, dice Ernesto Lomen, productor de miel en Tepetzinta. “Mi suegro ya hizo una casita y la pintó”, indica.

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Interior de una olla de barro para la producción de miel.Imagen: DW

Pese a estos primeros indicios de un desarrollo sustentable, la producción de miel no está libre de problemas. La nueva normatividad de la Unión Europea para la importación de miel implicó cambios y costos adicionales.

“Los productores ahora deben tener examen médico, deben de estar capacitados en cuanto al manejo del equipo y deben de armarse en comités para hacerse responsables de los procesos”, dice Rebeca Montes, de la organización Miel Solidaria Campesina. “Es una serie de requisitos que estamos tratando de cumplir de acuerdo a un proceso, porque no se puede hacer de la noche a la mañana.”

Para los productores de miel, esta nueva etapa en el comercio justo implica una lucha que están dispuestos a ganar, dice Martha Torres Chávez, de la organización Comercio Apícola Alternativo.

„El hecho de que sean pequeños productores no quiere decir que no se tenga que cumplir con toda una serie de estándares y que puedan competir en el mercado internacional“, afirma.

„No queremos que a los productores se les pague mejor porque son pobrecitos. Se les debe pagar un justo precio porque están vendiendo un producto que cubre todos los estándares de calidad de la miel. Y tienen derecho.“

El comercio justo del futuro

Productores mexicanos de café y miel, así como funcionarios y organizaciones civiles consultados por Deutsche Welle en México, coinciden en que el comercio justo es algo que vale la pena. Al mismo tiempo, reconocen que el esquema del comercio justo requiere adecuaciones.

“Estamos elaborando algunas propuestas para darle otro modelo de comercialzación. Eso está en proceso, está en análisis“, dice Alejandro Martínez, quien tiene a su cargo el área de comercialización en Tosepan Titataniske.

“No sólo basta con que una finca cuide el medio ambiente, que lleve registros, o que tenga buen trato a los trabajadores”, considera René Ávila Nieto, de AMECAFÈ, asociación civil que tiene como objetivo integrar a los sectores involucrados en la explotación del café en México. “Es necesario que el proceso sea lo más productivo posible.“

„Para mí, es absurdo que un externo venga y diga si mi producción orgánica cumple o no, cuando él no totalmente al cien por ciento conoce nuestras parcelas”, opina José Epifanio García, productor de café de Cuetzalan.

Martha Torres Chávez, de Comercio Apícola Alternativo, ve mucho más allá: “Tengo un gran respeto por el comercio justo. No es la panacea, pero es una alternativa que nos ha permitido avanzar. Pero ojalá que ya no existiera un comercio justo. Lo que yo quisiera es que el mundo fuera justo para todos.“

Autor: Enrique López Magallón

Editor: José Ospina Valencia