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Sin mujeres, no hay paz posible

28 de octubre de 2010

La más importante resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el rol de la mujer en la construcción de la paz y prevención de conflictos cumple 10 años. ¿Cómo aplica el mundo la resolución 1325? ¿Y Alemania?

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Víctimas de violencia sexual en Kivu del Sur, Congo (2007).Imagen: picture-alliance/dpa

“Un país no puede estabilizarse si no se toman en cuenta las necesidades de la mitad de su población”. No es posible lograr la sostenibilidad de la paz sin involucrar a la mujer. “Cuando hay mujeres presentes, la naturaleza del diálogo cambia”. Dos estudios, uno de la antigua ministra de defensa finesa, Elizabeth Rehn, y otro de la actual presidenta liberiana, Ellen Johnson-Sirleaf, fortalecieron con estas conclusiones lo que el Consejo de Seguridad de la ONU ya había aprobado por unanimidad el 31 de octubre de 2000.

La resolución 1325 significó un punto de giro en la lucha internacional por los derechos de la mujer. El documento tematizó las consecuencias de la guerra para la mujer y su rol en la prevención de conflictos, en la construcción y aseguramiento de la paz. Los países miembros de Naciones Unidas se comprometieron con su firma al desarrollo de planes nacionales para fortalecer el accionar femenino en favor de la paz.

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Tras el terremoto de 2010, la ONU consideró más confiables a las mujeres haitianas, para repartir con justeza los alimentos de ayuda humanitaria en las familias.Imagen: AP

Paisaje después de la batalla, 10 años después

Donde quiera que se inicien negociaciones de paz en el mundo, las mujeres pueden ampararse en la resolución 1325 de la ONU y exigir su participación. Sin embargo, esto no parece haberles servido de mucho ante el dominio masculino. Sólo un 7,5 por ciento de los negociadores de 22 procesos de paz revisados recientemente por la ONU han sido mujeres. Entre los firmantes en 14 conversaciones de paz, las féminas sólo llegan al 3 por ciento. Y apenas 19 países desarrollaron y aprobaron el plan nacional prometido al firmar la 1325 – a la mayoría le falta presupuesto para su ejecución.

Adicionalmente, la ONU aprobó en 2008 una segunda resolución que – por primera vez en la historia de la organización – identifica la violación y otras formas de violencia sexual con crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, que pueden llegar a evaluarse incluso como genocidio. Esta resolución, la 1820, fue acompañada de una política de “cero tolerancia” contra abusos sexuales cometidos por personal de misiones de paz del organismo internacional.

El balance de 2009 muestra, sin embargo, un incremento de la violencia sexual en conflictos como el de la República Democrática del Congo, Sudán, Chad o la República Centroafricana. Muy pocos culpables han sido juzgados. Aunque, en lo que respecta a sus estructuras, la ONU celebra sus propios pequeños logros: un 30 por ciento de colaboradoras civiles y cinco misiones dirigidas por mujeres entre los llamados cascos azules. Eso sí, entre las fuerzas militares menos de un tres por ciento son mujeres.

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Entre los "cascos azules", los hombres siguen siendo mayoría, aunque ya un 30 por ciento de colaboradores civiles son mujeres.Imagen: AP

Otras dos resoluciones, la 1888 y la 1889, fueron promovidas en 2009 por la ministra de exteriores estadounidense, Hillary Clinton, con medidas más concretas. La ex comisaria sueca de la Unión Europea, Margot Wallström, fue designada como una encargada especial en la prevención de la violencia contra mujeres en regiones en conflicto. Pero los avances para proteger a “las más afectadas” en estos conflictos siguen siendo “muy pocos”, asegura el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

¿Qué ha hecho Alemania?

“La perspectiva de género ha ganado significado a escala internacional”, dice Kerstin Müller, de la fracción de Los Verdes en el Parlamento alemán. Tras el terremoto en Haití, por ejemplo, la ONU entregó los alimentos a las mujeres, para garantizar que su repartición final en las familias fuera justa. Pero la aplicación de la resolución 1325 sigue estando en pañales tanto a nivel global como nacional.

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Nobel de la Paz 2003, la iraní Shirin Ebadi, en conferencia por aniversario de la resolución 1325 en Bruselas.Imagen: AP

Alemania, por ejemplo, cuenta desde 2003 con un Consejo Femenino de Seguridad que acompaña críticamente la gestión gubernamental – un lobby para una política exterior y de seguridad con perspectiva de género, por la intervención civil en vez de militar. Pero el Gobierno alemán se ha negado a elaborar el plan de acción nacional que exigen la oposición y el Consejo Femenino, si bien el país se halla entre los pocos que entrega informes sistemáticos sobre el tema a la ONU.

“En las Fuerzas Armadas todas las carreras se han abierto a las mujeres y dos tercios del personal que se forma en el Centro para Operaciones Internacionales de Paz son féminas”, destaca el diputado democristiano Peter Beyer. Además, el Gobierno apoya un proyecto de “medica mondiale” que se ocupa de mujeres encarceladas. Sin embargo, la participación de Alemania en misiones de paz se reduce a poco más de 500 de los 120.000 colaboradores de la ONU – entre expertos y soldados de ambos géneros.

El Consejo Femenino de Seguridad denuncia la escasa representación alemana en el envío de contingente de policías civiles femeninas a regiones en conflicto: 15 policías alemanas sirven en la administración interina de la ONU en Kosovo (UNMIK), 3 en Bosnia y sólo una en Liberia. En general, el presupuesto de operaciones de paz se ha reducido en Alemania hasta un 30 por ciento, frente incrementos planeados de hasta 400 millones de euros en el presupuesto para operaciones militares, reclama Kathrin Vogler, del partido La Izquierda.

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“En las Fuerzas Armadas (alemanas) todas las carreras se han abierto a las mujeres". Pero la oposición reclama más presupuesto para la paz, en vez de operaciones militares.Imagen: AP

Cuentas por saldar

“La protección más importante contra la violencia es y seguirá siendo la prevención de la guerra”, recuerda Vogler. Pendiente quedan, para el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas un mejor financiamiento de los planes de acciones nacionales, la información y el análisis sistemático de este tema, así como el fin de la impunidad para quienes violan los derechos de mujeres y niñas en la guerra. A pesar del reconocimiento de su confiabilidad en situaciones de fragilidad, las mujeres siguen relativamente excluidas del grueso de la política exterior y de seguridad internacional.

Autoras: U. Mast-Kirschning / H. Wrege / R. Muñoz Lima

Editor: Enrique López Magallón