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Golpe de efecto de Zapatero

20 de octubre de 2010

Zapatero llevó a cabo la mayor remodelación de su gabinete desde que llegó al poder, en 2004. Pérez Rubalcaba, posible sucesor en caso de que el jefe de Gobierno español no se presente a la reelección en 2012.

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Alfredo Pérez RubalcabaImagen: AP

Con el desempleo en niveles récord, la crisis económica latente y su popularidad por los suelos, algo tenía que hacer José Luis Rodríguez Zapatero para salir del hoyo. Se lo exigían al presidente del gobierno español en las propias filas socialistas y algún líder incluso se atrevió a reclamarlo en público.

La respuesta la dio el miércoles, cuando faltan siete meses para los próximos comicios municipales y año y medio para las siguientes elecciones generales, acometiendo la remodelación más profunda de su gabinete desde que llegó al poder en 2004.

Para muchos fue una sorpresa -los ministros entrantes y salientes se enteraron una noche antes-, ya que lo que estaba en la agenda era sustituir al ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, quien se va como candidato a las elecciones en Cataluña en noviembre próximo.

EU-Gipfel in Brüssel
José Luis Rodríguez ZapateroImagen: AP

Pero Zapatero decidió que el momento de iniciar "la tercera etapa" de su legislatura ya había llegado, después de sacar adelante algunas de sus reformas más polémicas, como la del mercado laboral, y de ver garantizada la mayoría parlamentaria necesaria para aprobar los presupuestos del 2011 gracias al pacto alcanzado la semana pasada con el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Coalición Canaria (CC).

Un enroque con varias lecturas

El golpe de efecto con el que el líder socialista quiere frenar el desgaste y recuperar credibilidad tiene varias lecturas. Alguna clave la ofreció él mismo: "El rumbo está trazado, pero hay que recorrerlo hasta el final y hace falta un gobierno renovado y políticamente reforzado", dijo. "Toca una nueva dirección política con un impulso nuevo", enfatizó.

Es decir, Zapatero quiso fortalecer el perfil político de su Ejecutivo, y para ello combinó la experiencia con caras nuevas pero no por ello menos renombradas, exceptuando el nuevo titular de Trabajo, Valeriano Gómez, el menos conocido de los flamantes ministros.

Para ello no dudó en desprenderse de dos auténticos pesos pesados y compañeros de viaje desde que asumió la presidencia del gobierno: María Teresa Fernández de la Vega, su incansable vicepresidenta primera, y Miguel Ángel Moratinos, su experimentado ministro de

Asuntos Exteriores. Ambos, eso sí, sufrieron un fuerte desgaste en esta legislatura.

De hecho, con la salida de Fernández de la Vega y de Moratinos ya sólo queda de la "vieja guardia" de Zapatero su ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado.

El jefe de gobierno optó por convertir en su hombre fuerte al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, un político también veterano que exhibe una exitosa gestión en la lucha contra ETA. A sus 59 años es el miembro más popular del gabinete -por encima del propio

Zapatero- y ahora asume las labores de la vicepresidencia primera y de portavoz.

Eso convierte a Pérez Rubalcaba en el mejor posicionado de cara a la sucesión en caso de que Zapatero decidiese no presentarse a la reelección en 2012. El presidente del gobierno no quiso entrar hoy en esas especulaciones. "Las lecturas son libres", dijo.

“Avanzar hacia el final de ETA”

Pero el "ascenso" de Pérez Rubalcaba tiene también otra interpretación. Según el propio Zapatero, España está "en un momento decisivo" para "avanzar hacia el final" de ETA.

El grupo armado, muy debilitado, mantiene un alto el fuego desde el pasado 5 de septiembre y parece dispuesto a declarar una tregua permanente e internacionalmente verificable. Si esto ocurriese, el gobierno, que de momento rechaza negociar nuevamente con ETA, podría cambiar su discurso.

En ese caso, poder contar con Pérez Rubalcaba será crucial, ya que él es el que más conoce al grupo armado desde el punto de vista policial. Lo mismo vale, en plano político, para el veterano Ramón Jáuregui, el nuevo ministro de la Presidencia, quien desarrolló gran parte de su vida política en el País Vasco.

Otro punto en el que Zapatero hizo hoy hincapié es en la demanda de los ciudadanos de que el gobierno muestre más iniciativa política y más claridad. Sus nuevos ministros, afirmó, son "personas con un perfil político muy claro, dirigentes con gran experiencia de gestión y con gran capacidad de comunicación para explicar qué estamos haciendo".

En ese perfil entran las nuevas ministras de Exteriores, Sanidad y Medio Ambiente, Trinidad Jiménez, Leire Pajín y Rosa Aguilar, que han demostrado tanto una buena gestión como la habilidad para explicar sus proyectos a los ciudadanos.

El que más difícil lo tendrá será Gómez, que como nuevo titular de Trabajo "hereda" un récord de 4,6 millones de desempleados, y ello sin perspectiva de una mejora a corto plazo. Aún así, Zapatero se mostró convencido de que el nuevo Ejecutivo será "el gobierno de las reformas, el de la recuperación económica definitiva y el de la recuperación de empleo". El tiempo lo dirá.

dpa