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Geert Wilders en Alemania, y sustentando al futuro Gobierno holandés

2 de octubre de 2010

De visita en Berlín, el holandés Geert Wilders ha vuelto a defender sus tesis contrarias al islam y, mientras lo hacía, los cristianodemócratas votaban en su país a favor de formar gobierno con su tolerancia.

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La visita de Geert Wilders a Berlín levanta gran revuelo mediático.Imagen: dapd

"Alemania necesita un partido capaz de defender su identidad nacional. La identidad política del país y su éxito económico están amenazados por el islam”, dijo Geert Wilders en Berlín. Invitado por el ex diputado cristianodemócrata alemán René Stadtkewitz, el controvertido político holandés participaba en una conferencia en la capital germana titulada “El islam y la integración”.

Unas 120 personas que habían logrado descubrir el lugar del evento- secreto hasta horas antes de su comienzo- le esperaban en la puerta al grito de “¡nazis fuera!”. Dentro, Wilders atacaba a la canciller: “Merkel y los demás partidos establecidos aceptan la islamización de Alemania”, que es parte, según el derechista, de la “islamización de Europa”.

Las tesis de Wilders, una vez más

Geert Wilders Berlin
Más de una centena de manifestantes protestan contra Wilders en Berlín.Imagen: AP

Las tesis que Wilders venía a presentar en Berlín son de sobra conocidas: con ellas, el holandés ha logrado convertir al Partido para la Libertad (PVV) en la tercera fuerza política de su país. “Una Alemania llena de mezquitas y mujeres cubiertas con el velo deja de ser la Alemania de Schiller y Heine, de Bach y Mendelssohn”, afirmó Wilders.

El discurso del político se centra básicamente en atacar al islam, y de tal manera prosiguió en la capital germana: "El islam es una ideología política peligrosa para todos", dijo, y comparó esta creencia con el nacionalsocialismo y el comunismo. “¿Estamos a punto de cometer el mismo colosal error que durante la República de Weimar?”, preguntó.

Ya en 2008 ocasionó Wilders gran revuelo al comparar el Corán con Mein Kampf, de Adolf Hitler. Más comedido que en otras ocasiones- quizás porque paralelamente en Holanda se decidía si iba a convertirse en el apoyo extragubernamental del nuevo Ejecutivo-, Wilders no mencionó esta vez a Mahoma y evitó las alusiones a sus seguidores. “Yo me refiero al islam, no a los musulmanes”, aseguró.

Mientras tanto, los manifestantes que se congregaban frente al hotel en el que tenía lugar el acto portaban pancartas en las que se pedía la disolución inmediata de las “organizaciones fascistas y racistas” y en las que podía leerse “Berlín contra los nazis, bloquear es nuestro derecho”. De “afrenta a la tradición de apertura al mundo de Berlín” calificó el presidente del Partido Verde alemán, Jürgen Trittin, la presencia de Wilders en la ciudad.

“Aquí, donde Federico el Grande le dio cobijo a miles de hugonotes que huían de la persecución religiosa, donde los judíos recibieron de un rey prusiano derechos ciudadanos y un trato igualitario, donde hoy viven y trabajan cientos de miles de musulmanes”, declaró Trittin al periódico alemán Sonntag Aktuell, “aquí tenemos que apoyar a nuestros conciudadanos, cuando engreídos derechistas y fanáticos islamófobos tratan de marginarlos y difamarlos”.

Sí a un gobierno tolerado por el PVV

Niederlande Politik Mark Rutte Maxime Verhagen Geert Wilders
El líder de los liberales holandeses, Mark Rutte (izq.), el líder de los cristianodemócratas, Maxime Verhagen y Geert Wilders (dcha.).Imagen: picture-alliance/dpa

El fanatismo y las difamaciones de Wilders no han sido motivo suficiente, sin embargo, para que la mayoría de los 5.000 delegados cristianodemócratas reunidos en Arnehm, Holanda, votara en contra de que su formación establezca un gobierno en minoría con los liberales de derechas y se deje tolerar por el PVV en la futura tarea ejecutiva.

24 escaños obtuvo el partido de Wilders en las pasadas elecciones parlamentarias holandesas, rompiendo toda posibilidad de una mayoría absoluta que no pasara por la participación del PVV. A mediados de esta semana, la cúpula de los conservadores se decidió a dar el paso y aventurar una coalición gubernamental en insuficiencia de diputados, que requerirá del visto bueno de los islamófobos y les otorgará una decisiva posición en la Cámara. Varias fueron las voces dentro de la democracia cristiana que con vehemencia se opusieron al sello de tal tratado, que este sábado se sometía a sufragio.

La alternativa hubieran sido nuevos comicios. En ellos, advertían algunos observadores, Wilders podía incluso salir aún más reforzado. Pero a ello no se llegará, al menos no de momento, porque el congreso cristianodemócrata le ha dado el visto bueno al acuerdo de coalición con los liberales, y con Wilders ejerciendo de tercero tácito.

LB/ dpa/ ap/ edp/ rtrd

Editora: Emilia Rojas Sasse