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Protección del medio ambiente en el supermercado

7 de septiembre de 2010

Los frigoríficos de los supermercados son una doble carga para el clima: consumen mucha electricidad y funcionan con gases extremadamente dañinos. Pero también se puede refrigerar respetando el medio ambiente.

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Los supermercados pueden contribuir a proteger el medio ambiente con frigoríficos modernos.Imagen: Fotolia/flashpics

Thomas Knopp es jefe de supermercado. Cuando explica el funcionamiento de sus nuevas instalaciones frigoríficas a los visitantes interesados en cuestiones tecnológicas, Knopp no puede evitar entusiasmarse: "Es algo realmente innovador", cuenta, "que nuestros sistemas de refrigeración funcionen ahora con gases naturales, no artificiales, químicos, sino con gas procedente de la naturaleza".

Los supermercados de los que Knopp es responsable no se encuentra en Japón, Alemania o en otro país especialmente avanzado en cuestiones medioambientales. Hablamos de Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Allí, la cadena de supermercados "Pick n Pay", para la cual Knopp trabaja, ha equipado dos filiales con modernas instalaciones frigoríficas respetuosas con el medio ambiente. Funcionan con dióxido de carbono como refrigerante en lugar de los denominados "Gases F".

Paradójica tecnología del futuro

Gefrierschränke im Supermarkt
Los frigoríficos de los supermercados consumen mucha energía.Imagen: CC/yee.leng

Dióxido de carbono. Abreviado: CO2. El gas que contribuye en mayor medida al efecto invernadero. ¿Cómo es posible, pues, que esta substancia pueda convertirse, de pronto, en un refrigerante respetuoso con el medio ambiente? Lo que a primera vista puede sonar paradójico resulta, en opinión de los expertos, la tecnología del futuro en el supermercado moderno. Porque el CO2 es un gas natural que se obtiene a partir del ciclo del carbono, es decir, que no enriquece de forma adicional el contenido de CO2 en la atmósfera. Como refrigerante es, por lo tanto, neutral con el medio ambiente.

Los "gases F" convencionales, como CFC, FC y HFC, en cambio, son refrigerantes producidos artificialmente por el hombre. Los científicos determinan su carácter nocivo con el llamado "Valor GWP" (Global Warming Potential, potencial de calentamiento global). El "Valor GWP" de los "gases F" se sitúa, en función del gas, en un factor que va de 100 a 4.000 por encima del CO2. Greenpeace lo enuncia de la siguiente manera: una cantidad de 300 gramos de HFC corresponde aproximadamente a la cantidad de carbono que un Volkswagen Golf libera a la atmósfera en un trayecto entre Londres y Moscú.

El Protocolo de Montreal

Aunque los gases FC se prohibieron a raíz del Protocolo de Montreal, en el año 1987, a los países en vías de desarrollo se les concedió un largo periodo de transición. Un periodo que finalizó a principios de este año. Además, en los países industrializados, los FC se sustituyeron por otros refrigerantes artificiales. Unos refrigerantes que, aunque no dañan la capa de ozono, son igualmente devastadores gases de efecto invernadero. Los "gases F" son todavía hoy los refrigerantes de uso estándar en los supermercados de todo el mundo, también en naciones industrializadas como Alemania.

Spraydose
Los "gases F" fueron desterrados rápidamente de los aerosoles. No así en el caso de las instalaciones frigoríficas.Imagen: bilderbox

Un problema de las instalaciones frigoríficas que utilizan los "gases F" tiene que ver con las fugas que se producen. Algo que conduce a emisiones de refrigerantes no deseadas. Una circunstancia que Knopp descubría una y otra vez en sus antiguas instalaciones frigoríficas en Ciudad del Cabo. "Con el sistema antiguo, las fugas dejaban escapar hasta un 30% del refrigerante", explica. "Había escapes por todos sitios. En los tubos, pero también en los propios estantes refrigerados. Ahora ya no sufrimos fugas".

Las instalaciones frigoríficas que trabajan con CO2 como refrigerante deben soportar presiones de servicio más elevadas que las instalaciones convencionales. Es por ello que las modernas instalaciones frigoríficas son de una calidad superior y más resistentes. Lo cual no sólo supone un ahorro de refrigerante derivado de la menor o nula aparición de escapes. También reduce el consumo de electricidad. Knopp cifra el ahorro en alrededor de una cuarta parte. La desventaja: la fabricación es más costosa. Un motivo de peso por el cual la tecnología refrigerante a base de CO2 no ha conseguido imponerse con rapidez. La elevada inversión necesaria para implantarla disuade a las cadenas de supermercados.

Oportunidad para los países emergentes y en vías de desarrollo

Kühlcontainer der Reederei HH Süd
También en contenedores de frío como el de la imagen se emplean "gases F" como refrigerante.Imagen: CC/GeorgHH

La tecnología de CO2 cuenta con una ventaja adicional: facilita especialmente la recuperación de calor, por ejemplo para el calentamiento de agua industrial. Algo no solamente beneficioso para la protección del medio ambiente. En un contexto de aumento de los precios de la energía resulta también una ventaja desde el punto de vista empresarial. Debería ser, pues, tan sólo una cuestión de tiempo que cada vez más supermercados utilizaran el CO2 como refrigerante.

Los supermercados de los países emergentes y en vías de desarrollo tienen la ocasión de aprender de los errores de las naciones industrializadas en lo que respecta a la instalación de nuevos equipos frigoríficos. Mientras los países industrializados han sustituido un "gas F" por otro en las últimas décadas, los supermercados de "Pick n Pay" en Sudáfrica demuestran que lo mejor es sustituir directamente un gas de efecto invernadero por un refrigerante respetuoso con el medio ambiente.

Autores: Martin Schrader, Michael Wetzel
Redacción: Emili Vinagre