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Amor Prohibido – Muchos sacerdotes rompen con el celibato

26 de mayo de 2010

Desde hace unos 900 años la Iglesia católica apostólica romana exige castidad de sus sacerdotes. Pero el celibato es una de las leyes eclesiásticas más controvertidas. ¿Qué pasa cuando un cura igual se enamora?

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Con la ordenación sacerdotal estos jóvenes renuncian a una vida en pareja y se comprometen al celibato.Imagen: AP

Ordenación sacerdotal en 1989 en la catedral de Colonia: ubicados en semicírculo delante del arzobispo, el cardenal Joachim Meisner, se encuentran jóvenes de blanca vestimenta. Uno de ellos es Johannes Wendeler. En las fotos de aquel entonces se ve a un hombre grande, con barba. “Estaba seguro de que trabajaría toda mi vida como sacerdote”, recuerda Johannes Wendeler. Hoy conserva aún la barba de aquella época y lleva además un par de lentes de armazón azul. Vestido de pantalón jeans y camiseta a rayas, hojea en un viejo álbum de fotos, en su casa en la región del Bergisches Land.

Johannes Wendeler nunca pensó que podría llegar a enamorarse algún día. Cuando fue ordenado como sacerdote, a la edad de 30 años, no había estado jamás en pareja. “El celibato me parecía entonces una forma de vida aceptable”, dice Wendeler. Durante siete años trabajó como cura. Su última estación fue en una pequeña parroquia del Bergisches Land, donde conoció a Lydia Piechotta, una mujer enérgica y de pícara sonrisa. Johannes Wendeler se había partido una mano en un accidente automovilístico y Lydia Piechotta era la fisioterapeuta que lo trató. De las buenas conversaciones mantenidas durante las sesiones de terapia nació una profunda amistad, que terminó por convertirse en amor. “No nos buscamos y sin embargo nos encontramos”, dice Lydia Piechotta.

El celibato no es un mandamiento divino

DW Hautnah Johannes Wendeler Lydia Piechotta
Johannes Wendeler y su esposa Lydia Piechotta. Por el amor a su mujer tuvo que renunciar a su vocación sacerdotal.Imagen: Monika Dittrich

¿Pero, cómo vivir un amor que, según las reglas de la Iglesia católica, estaba prohibido? “Siempre esas habladurías apenas nos veían caminando juntos”, recuerda Lydia Piechotta. “¡Y además sin poder contarle a nadie de lo felizmente enamorados que estábamos!” Así no quería seguir viviendo la pareja. Luego de un año Johannes Wendeler informó a la autoridad a cargo suyo en el arzobispado de Colonia, el cardenal Meisner. Wendeler fue suspendido el mismo día de su cargo.

Pues el voto de castidad es una ley inamovible en la Iglesia católica apostólica romana y un requisito incondicional para la ordenación sacerdotal. Sin embargo el celibato no es un mandamiento divino, al menos en la Biblia no se encuentra ninguna justificación evidente para ello. Seguramente fueron razones económicas las que influyeron en fijar el celibato como ley eclesiástica, en el siglo XII: de este modo se evitaba que los descendientes de los sacerdotes heredaran las pertenencias de la Iglesia.

Polémica ley eclesiástica

Según la Iglesia católica el celibato es un regalo, un don, un mensaje de la cercanía y fidelidad de Dios. El cura que vive el celibato se puede dedicar plenamente a Dios y concentrar en la asistencia espiritual, sin una familia o una esposa que lo distraigan.

Zölibat in der katholischen Kirche Flash-Galerie
El Papa Benedicto XVI y el Vaticano se mantienen aferrados al celibato y suspenden de su cargo a todo sacerdote que desee vivir en pareja.Imagen: picture alliance/dpa

Pero, el celibato es también muy controvertido. De los aproximadamente 500.000 sacerdotes católicos que hay en el mundo entero, se estima que han sido suspendidos de su cargo unos 100.000 – la mayoría de ellos por haber roto la promesa de castidad. La asociación de curas católicos y sus esposas (VKPF) lucha en Alemania desde hace 25 años contra el celibato. Según cálculos de la asociación, ni siquiera el 50 por ciento de los curas alemanes se atienen al celibato.

“Me gustaba mucho ser sacerdote”

Pero muchos sacerdotes no quieren renunciar a su cargo, porque temen un derrumbe social. La Iglesia no ofrece seguros de desempleo a los curas y las jubilaciones son mínimas. Además no cuentan con experiencia laboral fuera del mundo eclesiástico. “Por eso muchos prefieren mantener ocultas a sus parejas y familias”, relata Johannes Wendeler.

Para él y su mujer andarse con secretos no era una alternativa. Él realizó otro estudio y trabaja desde hace unos años en la Agencia Federal del Trabajo. Wendeler lleva ahora doce años casado con su mujer, Lydia Piechotta, pero confiesa que también fue triste tener que renunciar a su profesión de cura. “Siempre me gustó pronunciar el sermón y disfrutaba mucho preparándome para la misa”. Si no existiera el celibato, Johannes Wendeler sería probablemente aún sacerdote.

Autora: Monika Dittrich / Valeria Risi

Editor: Pablo Kummetz