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Crisis en la Iglesia católica

22 de abril de 2010

La prensa alemana comenta hoy la dimisión del obispo de Augsburgo, Walter Mixa. Pero también en el resto de Europa la Iglesia católica se esfuerza por restablecer su imagen.

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Iglesia de Nordhorn.Imagen: GEP

Braunschweiger Zeitung, de Braunschweig: "Espera que lo perdonen, dice que lamenta si le causó penas a una que otra persona. Estos tímidos pedidos de comprensión son parte de la estrategia de un hombre que de pronto se volvió un hipócrita respecto a sí mismo. Robert Zollitsch, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, le recomendó a Mixa que se tomara una licencia. Hablando claro significa que: tenía que irse. A lo cual se puede agregar: lo más rápidamente posible. Las críticas a Mixa no son una campaña contra alguien incómodo. No, aquí se trata de que un hombre de doble moral asuma las consecuencias."

Leipziger Volkszeitung,

de Leipzig: "Primero fueron los reproches de palizas, luego el admitir haber dado un que otro 'sopapo', pero lo que finalmente lo hizo caer fue su predilección por el buen vino y las obras de arte excesivamente caras, pagadas en parte con dinero proveniente de una fundación para orfelinatos. Eso ya no lo aguanta ni siquiera la Conferencia Episcopal Alemana, que se distancia muy claramente de su hermano de orden. Buenas razones tuvo para ello, puesto que el caso Mixa se convirtió en un error cardinal, ejemplar del mal manejo que hizo la Iglesia católica de la crisis: Primero guardar silencio durante mucho tiempo y disimular, luego bajo presión hacer penitencia y finalmente esperar – a que ocurra un milagro o que al menos llegue una señal desde Roma. Quien actúa de este modo, no puede aspirar a la piedad secular. Sino, que solamente puede hacerle un favor a su iglesia y a sí mismo e irse."

Süddeutsche Zeitung,

de Múnich: "Walter Mixa no entiende que su tardía confesión de sopapos es una burla a los esfuerzos de sus colegas, que tratan de esclarecer honestamente los casos de abusos dentro de la Iglesia católica. El tampoco comprende que hace tambalear el fundamento espiritual de su cargo, si usa para otros fines que previsto el dinero que pertenece a los pobres. Mixa es un ser humano dividido: Por un lado está el cura conservador, amable y abierto; por el otro está su lado oscuro, que en un afán ególatra deroga las leyes del evangelio. Esta - y no los hechos aislados - es la razón para la dimisión de Mixa. Quien piensa así, no puede ser obispo.

"Cambio de rumbo

L'Express, de París: "Para poder renacer es necesario que la Iglesia cambie la organización de su clero. Primero debe terminar con el celibato. Todo orden que se base en la prohibición sexual y la tortura de la abstinencia obligada lleva a desviaciones o a la revuelta. Al propagar la santidad de la existencia el catolicismo sólo logró crear un infierno intelectual, cuyo precio se reconoce hoy. Es insostenible que una religión fundada en el amor prohíba a sus ministros vivir la forma más elemental del amor. Benedicto XVI ve en la obligación de mantener el celibato una imitación irrenunciable de Cristo. ¿Pero, exige de sus curas también que mueran en la cruz a los 33 años de edad? Roma debe además permitir la ordenación sacerdotal para las mujeres, que pueden transportar mucho mejor que los hombres su fe a algunos cuartos oscuros, por donde andan errando ahora los curas."

El País de Madrid: "El Vaticano ha cambiado súbitamente de actitud ante los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes y religiosos, después de una larga etapa de encubrimiento y proyección de responsabilidades sobre los otros. Coincide con la celebración del quinto año de pontificado de Benedicto XVI, y con su viaje a Malta, donde declaró, con motivo de una reunión con víctimas de esos abusos, que los culpables serán entregados a la justicia secular y que se pondrán los medios para que los delitos cometidos queden proscritos para siempre. (…) Para aplaudir con total convencimiento su iniciativa, habrá que conocer cuáles son esos medios que el Papa promete para terminar con los abusos y preguntar si tras el mea culpa habrá una completa rendición de cuentas sobre todo lo que la Iglesia negó, ocultó y, por tanto, amparó durante tantos años. El golpe de timón de Benedicto XVI debería suponer también un cambio en la torpe táctica defensiva vaticana consistente en proclamarse víctima de una campaña de desprestigio frente a las acusaciones. Las manifestaciones del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco, y del nuncio en España, Renzo Fratini, demuestran evidentes resistencias a la nueva doctrina. Fratini y Rouco insisten en hablar de persecución e insidias con una arrogancia que no se compadece ni con esas directrices ni con el oscuro papel que han jugado en este asunto las instituciones a las que representan."

Autora: dpa / VR
Editor: José Ospina Valencia