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El príncipe amordazado

15 de febrero de 2010

Con su coronación en Bonn como el primer Príncipe del Carnaval musulmán, Amir Shafaghi cumplió un viejo sueño, pero también protagonizó un incidente que pone a prueba el verdadero sentido del ecumenismo en Alemania.

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El Príncipe del Carnaval de Bonn 2010, Amir I, y la Princesa Bonna Uta I.Imagen: picture alliance / dpa

La otrora capital alemana celebra este año a su primer Príncipe del Carnaval musulmán: Amir Shafaghi. Su nombre significa “príncipe” en persa; de ahí que su seudónimo para estas fiestas –caracterizadas por poner al mundo de cabeza–, Príncipe Amir I, no esté muy alejado de la realidad. Shafaghi es padre de tres hijos, director de una compañía de telemercadeo con más de cien empleados y un entusiasta de la locura carnavalesca desde que era un niño: la oportunidad para permitirse ser más espontáneo y disfrazarse sin tomarse a sí mismo tan en serio; eso es lo que más le gusta de estas celebraciones propias de la Alemania católica.

Xenofobia disfrazada

Nacido en Teherán en 1970, Amir Shafaghi llegó a Bonn de la mano de sus padres cuando tenía 10 años. Entonces se limitó a ver las carrozas del Rosenmontag (el desfile del “lunes de rosas”) desde las aceras, pero, un año más tarde, se dejó llevar por la fascinación que le generaban los rostros sonrientes y los coloridos uniformes de las distintas asociaciones que recorren anualmente las calles de la ex capital de Alemania. Su aspiración era participar más activamente en estos festejos.

Flash-Galerie Karneval 2010
Una carroza alusiva al conflicto nuclear con Irán en uno de los desfiles del Rosenmontag en Renania.Imagen: picture-alliance/dpa

Su primer encuentro con un Stadtsoldat, un hombre disfrazado de “soldado de la ciudad de Bonn” perteneciente al cuerpo de ejército tradicional de 1872, lo marcó tempranamente: él le dio a entender al joven inmigrante que los coloridos uniformes sólo podían ser usados por alemanes. ¿Sólo por alemanes? ¿Debía Shafaghi mantenerse al margen del Carnaval en lugar de celebrar junto a todos los demás portando su disfraz preferido? Eso era algo que el niño de 11 años no podía aceptar. Sin embargo, pasaría mucho tiempo antes de que Shafaghi pudiera llevar el traje marcial de los Stadtsoldaten de Bonn.

Accidentada integración cultural

Este domingo (14.2.2010), con su coronación como Príncipe del Carnaval de Bonn, se cumplió un viejo sueño de Shafaghi, quien aspiraba, de esta manera, a poder hacer un aporte al accidentado proceso de integración de los inmigrantes en Alemania, aunque sólo fuera de forma simbólica. Pero el decano de la ciudad, monseñor Wilfried Schuhmacher, le prohibió tomar la palabra durante el discurso tradicional que forma parte de la misa ecuménica celebrada todos los años en la catedral de Bonn; un gesto que causó conmoción, pero no detuvo el curso de las celebraciones.

Schuhmacher, quien no desea pronunciarse más al respecto públicamente, había explicado previamente que, como la fe cristiana se diferencia de la islámica por la adhesión a la creencia en la Santísima Trinidad, una misa conjunta con una persona musulmana no es posible. “¡Típicamente católico!”, se quejaba una de las asistentes al carnaval, sumando su estupor al del Príncipe y la Princesa del Carnaval. Otra habitante de Bonn la secundaba opinando: “El señor decano debe tener sus concepciones y lineamientos, pero, por otro lado, estamos en Carnaval y esto es un estado de excepción. Él habría podido dejar que el Príncipe Amir I pronunciara un par de palabras”.

El príncipe amordazado

No obstante, la comisión organizadora del Carnaval de Bonn ha dado el impasse por concluido: la prohibición impuesta a Shafaghi ha quedado atrás, dicen sus miembros, aludiendo a las declaraciones hechas por el propio Shafaghi poco antes de la misa en cuestión: “Yo no estoy ni estuve enfadado. De ahí que todo siga estando bien en Renania; todo es maravilloso”, dijo el Príncipe Amir I, esmerándose en no dejarse aguar la fiesta.

Por otro lado, este episodio ha tomado un giro inesperado ahora que Schuhmacher ha recibido apoyo moral de parte del Consejo de los Musulmanes de Bonn. En una declaración de prensa, éste dice comprender y respetar el hecho de que el decano apelara a reglamentos específicos de la Iglesia católica cuando le negó a Shafaghi el derecho de palabra durante la misa ecuménica. La gacetilla continúa, subrayando que la salvaguarda de la identidad religiosa no es un signo de intolerancia. Además, enfatizan los representantes de la comunidad musulmana, monseñor Schuhmacher está apoyando la construcción de la mezquita de Bonn.

Autora: Ulrike Hummel / Evan Romero-Castillo

Editora: Emilia Rojas Sasse