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Rehabilitación para valerosos “traidores de guerra” en Alemania nazi

25 de agosto de 2009

Quienes en su tiempo se opusieron a Hitler fueron condenados como "traidores de guerra". A décadas de distancia, apenas se les comienza a reconocer su valor y el honor que le hiceron a Alemania.

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Ludwig Baumann aún lucha por el reconocimiento de 30.000 "traidores de guerra".Imagen: picture-alliance/ dpa

Desde hace ya mucho tiempo ha habido exigencias para que se levante la condena generalizada de los llamados “traidores de guerra”. El hecho que el Bundestag se la haya hecho tan difícil, no sólo tiene que ver con la disputa política sino con la complejidad del tema.

“Traición de guerra” es un término que, por fortuna, desapareció desde 1945 de la práctica jurídica alemana y del uso cotidiano. “Traidor de guerra” era, según la Ley Militar nacionalsocialista, aquel que le “hacía daño a su país” o “favorecía al enemigo”.

Una definición flexible que, como lo demuestran los estudios de historia, incluía toda suerte de insubordinación y actitud de resistencia. La coalición cristiano y social demócrata en Berlín discutió por largo tiempo el tema. Ahora ha decidido dar el paso esperado con ansias desde hace tiempos: el de legislar. Hubo miles de juicios por “traición de guerra”, pero hoy sólo ha quedado un pequeño grupo de víctimas.

Bajo una dictadura no hay espacio para valerosos

Los historiadores han logrado reconstruir y documentar unos 70 casos. Dignos de ser ejecutados eran, según los jueces militares nazis, los soldados que intentaran salvar del Holocausto a un ciudadano judío; aquellos que distribuyeran volantes pacifistas; los que abogaran por los derechos de los prisioneros de guerra; los soldados que hubieran escrito en sus diarios críticas al régimen y aquellos que se rehusaran a denunciar a todos los que pensaran diferente a la dictadura.

Para los valerosos no había espacio. Al contrario: la arbitrariedad jurídica de los nacionalsocialistas impuso penas draconianas. Los condenados a pena de muerte fueron baleados o ahorcados ipso facto.

La valentía de los pequeños no es menos valiosa

Setenta años después de la invasión de Polonia a manos del ejército nazi Wehrmacht, setenta años tras el comienzo de la masacre empezada por los alemanes queda claro que los hechos de estos, a menudo, soldados rasos, son hoy un honor para Alemania. Estos soldados no son menos valiosos que la valentía de los desertores ya rehabilitados o que los que rehusaron enrolarse en las tropas del régimen o que los familiares de la resistencia militar.

El sistema dictatorial nazi tuvo unos 18 millones de soldados en armas. Quien analice estas cifras se da cuenta que, de todos modos, fueron muy pocos los que tuvieron el coraje civil para enfrentarse a la maquinaria militar de Adolfo Hitler.

Durante largo tiempo la sociedad alemana se rehusó a entender toda conducta relacionada con la dignidad y el honor militar como lo que es: un acto valeroso contra la dictadura (…). El Estado de Derecho cumple ahora su deber y hace justicia. A pesar de que es una justicia tardía.

Autora: Cornelia Rabitz

Editor: Enrique López