1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Entrevista a Benjamin Skinner

23 de agosto de 2009

El 23 de agosto es el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y su Abolición. DW-WORLD entrevistó a Benjamin Skinner, un periodista que le ha seguido la pista a la esclavitud hoy.

https://p.dw.com/p/JG8G
Imagen: AP

La noche del 22 al 23 de agosto de 1791 en Santo Domingo (actualmente Haití y República Dominicana) vio el comienzo de un levantamiento que desempeñaría un papel crucial en la abolición del tráfico transatlántico de esclavos. En conmemoración de aquella fecha, la UNESCO declaró el 23 de agosto como el día dedicado al recuerdo de la lacra que es la esclavitud. No obstante, a pesar de ser ilegal en todo el mundo, la esclavitud continúa siendo aún hoy una amarga realidad.

El periodista norteamericano Benjamin Skinner le ha seguido la pista a la esclavitud actual, conversando con víctimas y victimarios, haciéndose pasar por interesado en la compra de esclavos y visitando en la cárcel a traficantes de personas. Sobre la base de sus investigaciones escribió el libro A crime so monstrous: face-to-face with modern slavery. Sobre ese “crimen tan monstruoso”, DW-WORLD conversó con el autor.

DW-WORLD: Sr. Skinner, ¿es la esclavitud un relicto del pasado?

Benjamin Skinner: Sin duda que no. Si bien existen más de trescientos tratados internacionales y más de una docena de convenciones mundiales de abolición de la esclavitud y contra el comercio de esclavos, la esclavitud continúa prosperando en el mundo moderno. Hay quien cree que la ley basta para erradicar la esclavitud, pero no es así. La abolición legal es un primer paso necesario pero, para una abolición real, las leyes, a la hora de perseguir a los traficantes de seres humanos y de lograr la rehabilitación de las víctimas, han de aplicarse rigurosamente.

Welttag gegen Kinderarbeit - Sklaverei - Kindersoldaten in Kongo Flash-Galerie
Niños soldados en el Congo: otra forma de esclavitud.Imagen: dpa

¿Cuántos esclavos hay hoy en el mundo?

Como la esclavitud es ilegal en todo el mundo, los traficantes trabajan en las sombras y se aprovechan del miedo de los esclavos a su autoridad: en todos los países, los esclavos constituyen una parte de la población oculta. Pero las cifras más aceptadas van de 12,3 millones a 27 millones de esclavos.

¿... y en cifras relativas, en comparación con el pasado?

Hoy hay más esclavos que en cualquier otro momento en la historia de la humanidad. Si bien esa realidad es muy deprimente, puede alentarnos el hecho de que, en comparación con la población mundial, es decir, en números relativos, actualmente hay menos esclavos que nunca. Los tres mayores movimientos abolicionistas del pasado han tenido efectos positivos, pero aún hay mucho por hacer en este, el cuarto, movimiento abolicionista.

¿Cuáles fueron los otros tres?

El primero fue el liderado por Clarkson y Wilberforce para terminar con el comercio de esclavos en el Imperio Británico; el segundo gran movimiento abolicionista fue el de Estados Unidos, que culminó con la Guerra Civil y la liberación de los esclavos y el tercero, el movimiento internacional de derechos humanos para acabar con la esclavitud y los asesinatos masivos en el Congo del rey Leopoldo.

¿Cómo definiría usted la condición de esclavo?

No hay que imaginarse a los esclavos de hoy como a personas atadas con cadenas. Esclavo es todo el obligado a trabajar, a través del engaño o bajo la amenaza de la violencia, y sin otra paga más allá de la mera subsistencia. Es gente que no tiene la libertad de abandonar el trabajo.

¿Qué tipo de trabajo realizan los esclavos hoy?

Los esclavos son utilizados en todo tipo de industrias, en la agricultura y los servicios. La mayoría son mantenidos en cautiverio por medio de las deudas, forzados a trabajar a través de la violencia para pagar un crédito que en muchos casos han heredado de un antepasado. Todos los años, cientos de miles de esclavos son objeto de comercio a través de las fronteras para trabajar en el servicio doméstico, las labores manuales, mendigar o, particularmente, ejercer la prostitución forzada. Niños son obligados a combatir en brutales guerras civiles, hombres y mujeres son engañados y obligados a producir componentes para los productos de consumo que cualquiera tiene en su hogar. La esclavitud está en todos lados y en ningún lado.

¿Cuáles son las causas de la esclavitud hoy? ¡Siga leyendo!

¿Cuáles son las causas de la esclavitud hoy?

Las circunstancias de sometimiento de cada esclavo son diferentes, por supuesto, pero existen temas recurrentes. En primer lugar, los esclavos provienen, por lo general, de grupos sociales extremadamente pobres y aislados socialmente. Son generalmente mujeres, jóvenes, con escaso acceso a la educación y los servicios de salud. En su mayoría viven en zonas donde el imperio de la ley es débil, en las que despiadados criminales se aprovechan de su vulnerabilidad y aislamiento para beneficiarse de su incontrolado cautiverio.

¿En qué países y regiones se registra el mayor número de esclavos?

El sur de Asia, en general, y la India, en particular, tienen más esclavos que todo el resto del mundo junto. La abolición del trabajo por deudas en la India, al igual que la abolición de las castas, sigue siendo una promesa incumplida y a nivel de Estado, distrito y municipio, las buenas intenciones de las leyes nada significan para millones de personas.

¿Y en América Latina?

En América Latina hay cientos de miles de esclavos, quizás millones. Haití tiene unos 300.000 niños esclavos. A unas cinco horas de mi casa en Nueva York, me ofrecieron un día uno en una calle de Puerto Príncipe por 50 dólares. Si bien la mayoría de los millones de inmigrantes que se trasladan de América Central y México hacia el norte del continente no terminan atrapados por la esclavitud, decenas de miles son traficados anualmente por inescrupulosos mercaderes de personas. La mayoría de los esclavos en Estados Unidos son de nacionalidad mexicana o han sido traficados vía México.

Irónicamente, uno de los últimos países en abolir formalmente la esclavitud, Brasil, es ahora uno de los más activos en luchar contra el tráfico de personas. Equipos móviles del Ministerio de Trabajo de Brasil rescatan unos 5.000 esclavos al año. Pero, lamentablemente, a esas personas liberadas no se les proporciona el apoyo y la protección adecuados, al tiempo que la persecución penal de sus amos puede contarse con los dedos de una mano. Como resultado, aproximadamente la mitad de los liberados vuelve nuevamente a la esclavitud. En otras palabras: hay mucho para hacer todavía en la región.

Armut auf Haiti Kinderarmut
Pobreza extrema en Haití es causa del tráfico de seres humanos. Aquí, un niño en una casa abandonada en el barrio de Martissant, Puerto Príncipe.Imagen: picture-alliance/ dpa

Desde comienzos del siglo XX se han firmado muchos convenios internacionales contra la esclavitud. ¿Sólo papel mojado o tienen importancia?

La abolición legal de la esclavitud fue un sangriento proceso y un precursor esencial del actual cuarto y, esperemos, último movimiento abolicionista. Sin leyes, por cierto, no puede haber imposición de reglas. Pero el desafío es que muchos países adoptan hoy la posición de que el legislar basta. 'Aquí no hay esclavitud', dicen, 'porque la esclavitud es ilegal'. Por supuesto, como se desprende obviamente de todo estudio sobre el tema, la abolición formal es un paso clave, pero sólo un paso.

¿Cuál es el papel del Estado en países en los que la esclavitud es un hecho?

La esclavitud prospera en países en los que el Estado es débil o corrupto, pero también puede ser utilizada por regímenes profundamente autoritarios como medio para controlar a la población. Por ejemplo Sudán, donde el Gobierno del norte arma y alienta a milicias a tomar esclavos como componente de una guerra civil que ya dura 22 años. O Myanmar, donde el Gobierno impone el trabajo no retribuido como una forma de impuesto a las poblaciones rurales.

¿Han respondido los países occidentales que en el pasado se beneficiaron de la esclavitud a las demandas de reconocimiento?

En su mayor parte, no. Este verano, el Congreso de EEUU aprobó unánimemente una resolución pidiendo perdón por la esclavitud, pero sin contemplar indemnizaciones. Pero mucho más importante que el dinero es llevar a cabo la “tarea inconclusa” sobre la que Abraham Lincoln habló en Gettysburg. El Congreso dio un paso en la dirección correcta el año pasado al renovar la Ley de Protección a las Víctimas del Tráfico de Seres Humanos.

Por otra parte, es una gran ironía que un organismo de la ONU como la UNESCO proclame el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y su Abolición, en tanto las Naciones Unidas han fracasado en la implementación de la promesa contenida en el artículo cuatro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos [“Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”, n. de la r.].

Benjamin Skinner ha hablado con más de doscientos esclavos. ¡Siga leyendo!

Armut in Rumänien Leben auf der Straße
Lonut, de cuatro años, vive con su madre en la calle, en Bucarest, Rumania. Un esclavo puede comprarse en Rumania por dos mil dólares, dice Skinner.Imagen: picture-alliance / dpa/dpaweb

¿Ha conocido usted personalmente a esclavos?

Para escribir el libro y los artículos siguientes entrevisté a más de doscientos esclavos. Sus historias son complejas y a menudo no coinciden con lo que yo esperaba que me contaran. En mi libro enhebré esos relatos en una especie de novela… y nada es sencillo. Algunos traficantes de esclavos manifestaron remordimientos, otros demostraron ser muy crueles; gente que liberó esclavos demostró torpeza, pero también coraje. Y algunas veces, de alguna manera, los hombres esclavos logran recuperar su dignidad, las mujeres esclavas logran confiar nuevamente en los hombres y ciertos niños esclavos logran volver a ser niños.

Es sabido que en algunos países puede liberarse a esclavos pagando por ellos. Algunas organizaciones lo realizan consecuentemente. ¿Es un medio adecuado?

Sin duda, no. Porque comprar la libertad de los esclavos o “redimirlos” a menudo hace sentir bien a los compradores, pero la acción en sí da pie a la corrupción y en el peor de los casos apoya el tráfico con la miseria humana.

¿Cuánto cuesta un esclavo?

Los esclavos hoy son más baratos que nunca. Fui testigo de negociaciones para su venta en cuatro continentes. Vi ofrecer a esclavos por 45 dólares en Sudáfrica, pero también por dos mil dólares (en realidad la oferta era en trueque por un automóvil usado), en Rumania. Con más de 1.100 millones de seres humanos viviendo con menos un dólar al día, la oferta potencial de esclavos es prácticamente ilimitada.

¿Cuál es la diferencia entre los esclavos modernos y los esclavos del pasado?

Para comenzar con la diferencia obvia, la esclavitud hoy es ilegal en todas partes, por lo que los traficantes de personas esconden su mercadería humana. Pero más allá de ello, debido en gran parte a las realidades demográficas, los esclavos son hoy, como decía, más baratos que nunca en la historia de la humanidad, por lo que, citando a mi colega Kevin Bales, son “desechables” a los ojos de sus amos.

Para escribir su libro, usted habló con personas que practicaban el tráfico de seres humanos y con esclavistas. ¿Qué argumentan?

Algunos no hicieron intento alguno por justificar sus acciones, mayormente debido a que yo me presenté como uno de ellos. Otros intentaron cubrir sus actos con un manto de retórica humanitaria, argumentando que ponían en contacto a gente pobre con gente rica que podía ofrecerles una vida mejor. En el caso de los traficantes encarcelados con los que hablé en prisión, sólo en un caso registré remordimientos. En Bilhar, la India, encontré un hombre al que nunca llegaron a detener que de pronto se puso a llorar ante la madre de una de sus víctimas: un pobre consuelo para la madre, que no ha vuelto a ver a su hijo desde que lo vendieran en Uttar Pradesh.

Autor Benjamin Skinner
Imagen: Dylan Fareed

Benjamin Skinner es un periodista estadounidense, fellow en el Carr Center for Human Rights Policy of Harvard Kennedy School y senior fellow en el Schuster Institute for Investigative Journalism de la Brandeis University, autor del libro A crime so monstrous: face-to-face with modern-day slavery.

Autor: Pablo Kummetz

Editora: Luna Bolívar Manaut