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Don Quijote y Sancho Panza hablan alemán del siglo XXI

16 de junio de 2009

Una nueva traducción del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha acerca al público alemán al universal conflicto entre la cordura y la razón. DW-WORLD conversó con su traductora, laureada recientemente.

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Don Quijote y Sancho Panza, en la versión de TNTImagen: AP

Más de 400 años después de su publicación en castellano y a un siglo de su traducción más conocida al alemán (la de Konrad Thorer), Susanne Lange, filóloga y apasionada de la literatura hispánica, ofrece a los lectores alemanes una versión para los tiempos modernos del ingenioso hidalgo de la Mancha.

Carl Hanser Verlag, una editorial muniquesa, le encargó en 2002 la traducción; y aunque es incomparable con un best-seller normal, dado que es un clásico y no es la primera traducción, los diez mil ejemplares vendidos desde su publicación en septiembre de 2008 hacen de estos dos tomos, al precio de 68 euros, un éxito de ventas, según contó a DW-WORLD Ulrike Kramer, representante de la editorial.

Seis años de trabajo

Después de casi seis años de trabajo, la obra maestra de Miguel de Cervantes llega al lector alemán moderno con la misma gracia y el mismo ingenio que podría tener en castellano. “El gran protagonista del Quijote es el lenguaje”, decía Susanne Lange hace tres años en el Instituto Cervantes de Nueva York, en un encuentro de sus traductores modernos al francés, holandés, serbio, inglés y alemán. “Le han devuelto la vida al Quijote en otra lengua”, decía el diario El País.

“El que se atreva con Don Quijote no traduce de una sino muchas lenguas. Es más, ese alguien tendrá que inventar primero esas lenguas, porque en alemán y en la literatura alemana todavía no existen”, puntualizaba por su parte Martin von Koppenfels, encargado de la laudatio de Susanne Lange al recibir, a finales de mayo de 2009, el premio Johann-Heinrich-Voss de la Academia Alemana de la Lengua y la Poesía, que califica las aventuras en alemán del hidalgo empobrecido y su escudero de “obra maestra”.

Skulptur Don Quijote und Sancho Panza
Don Quijote y Sancho Panza en MadridImagen: picture-alliance/ dpa

Creadora de refranes

Seis años acompañada de los dos personajes del "manco de Lepanto" le han cambiado la vida, dice Susanne Lange a DW-WORLD y “sobre todo me ha enseñado bastante no sólo sobre Don Quijote y su época –un mito universal, un libro que contiene casi todo y que sigue siendo muy moderno- sino sobre mi propia lengua, porque para traducir el Quijote he tenido que mirar un poco todas las fuentes de la lengua alemana, mirar desde el siglo XVII hasta el siglo XXI cuáles palabras podrían servir para mi traducción”. Para esta filóloga que llegó a la traducción a través de su pasión por la literatura hispánica –a la que se enfrentó en original con un diccionario y una gramática- ha sido una tarea divertida, pues la voluminosa obra presentó un desafío tras otro.

Si en traducciones anteriores se perdía la gracia y el ingenio de Sancho Panza debido, precisamente, a la “imposibilidad de traducir los refranes”, para Lange fue sorprendente “cuán fácil es crear un refrán. Tiene leyes bastante simples, tiene que rimar, tiene que haber la oposición de dos extremos, las imágenes se parecen… Así que es muy fácil con los miles de refranes que ya existen en alemán y de los que los alemanes ni siquiera se acuerdan. Me parece muy fácil crearlos y producir la sensación de un refrán muy antiguo que en realidad no existía”.

Cover Cervantes Don Quijote
La edición de Carl Hanser Verlag

Mal pagado pero satisfactorio

Y aunque el oficio da mucho trabajo “y es muy mal pagado conlleva una satisfacción muy grande, pues si uno puede dialogar con alguien como Cervantes, es un privilegio”, cuenta Lange quien asevera que no ha acabado odiando ni al enjuto hidalgo ni a su voluminoso escudero en su camino por el mundo en busca de desfacer agravios. “Al contrario, me siento casi triste porque ya no cabalgan conmigo”, dice la premiada traductora.

Que no tiene preferencia por ninguno de los dos, asevera Lange, a quien sin embargo el bachiller Sansón Carrasco, el Caballero de La Luna, sí le es un personaje odioso pues “Don Quijote lo ha derrotado al principio de la segunda parte y lo hace regresar a su pueblo porque quiere vengarse”. Lange ve en el bachiller su vanidad, no un símbolo del triunfo de la razón. Porque además “la pregunta es, ¿quién tiene razón en toda esta historia? Realmente no sé si Don Quijote es el loco que no sabe lo que hace o si es alguien que realmente entiende muy bien lo que está pasando alrededor de él y lo que pasa en la sociedad de su época y que prefiere mostrar en el espejo una imagen ideal y otra visión de la sociedad”. Esta visión diferente se manifiesta, por ejemplo, en la diversificada imagen de la mujer -no sólo la ideal Dulcinea- que presenta Cervantes: “mujeres de tantos tipos, tan fuertes como la pastora Marcela que tiene un discurso feminista muy fuerte”.

Aporte de la nueva traducción

Así, después de 400 años de existencia, las armaduras de estos improvisados caballeros se lustran de nuevo para el público alemán. Y si cada época ha visto en el caballero de la triste figura lo que a bien ha tenido - para los románticos era el idealista per se -, ¿qué podría ver el lector alemán del siglo XXI en el desgarbado caballero? “La tolerancia hacia las minorías: moriscos, peregrinos y muchos otros. Cervantes demuestra cómo su sociedad los ha expulsado y cómo reacciona Don Quijote. Al final, uno no puede dejar de ver que el Quijote tiene la razón”, opina Lange quien asevera que olvidar a Alonso Quijano será imposible.

Autora: Mirra Banchón
Editor: José Ospina-Valencia