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Parlamento Europeo: entre ambiciones y desilusiones

6 de junio de 2009

Este 7 de junio se cumple la última jornada de elecciones parlamentarias en la UE. Más de 375 millones de ciudadanos están convocados a votar en los 27 países de la Unión. ¿Qué tan poderoso es un parlamentario europeo?

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Sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo.Imagen: EU

Un viejo dicho alemán recomendaba: “¡Si tienes un abuelo, envíalo a Europa al vuelo!” Esta frase muestra algo del desdeño que antes la población tenía por quienes representaban al país en Bruselas y Estrasburgo, sede del Parlamento europeo.

Hoy los mismos parlamentarios son más conscientes de la importancia del mandato popular recibido para representar a sus partidos políticos en el Parlamento Europeo. En treinta años de elecciones directas al Parlamento Europeo, varios Tratados Europeos han concedido a los eurodiputados de Estrasburgo cada vez más poderes de decisión.

Parlamento Europeo: uno de los más grandes del mundo

Hoy, las competencias de un parlamentario europeo son amplias. Sólo que a los políticos parece dificultárseles mucho explicar en sus distritos electorales las verdaderas tareas y competencias de un parlamentario en Estrasburgo. La baja participación electoral en estas elecciones no hace las cosas más fáciles.

El Parlamento Europeo es uno de los más grandes del mundo. Su trabajo es, a menudo, complejo y difícil. No existe un parlamento comparable al de Estrasburgo en donde se hablan 23 idiomas.

En Estrasburgo nadie puede hablar más de la cuenta. Los parlamentarios tienen derecho a hablar ante el pleno entre uno y dos minutos, por lo general. Algo comprensible si se tiene en cuenta que el tiempo tiene que repartirse entre los 785 diputados.

Factor de poder en maquinaria institucional europea

Los temas a discutir no son, por lo general, muy atractivos. Aún así, “el Parlamento Europeo es muy importante para legislación europea y ejerce gran influencia, aunque muy pocos en Europa lo sepan”, dice el parlamentario alemán Klaus Hänsch; quien recuerda que “unos dos tercios de las leyes europeas tienen que contar con la aprobación de Estrasburgo antes de entrar en vigencia. Con lo que el Parlamento se ha convertido en un factor de poder dentro de la maquinaria institucional europea.”

Los conservadores y los socialistas forman, a menudo, una gran coalición. El voto individual de los parlamentarios no es tan decisivo; su aporte es más efectivo y solicitado en las comisiones, donde se debaten las leyes.

Democracia en la Unión Europea: realidad y utopía

Pero justamente ésa es una de las críticas de parlamentarios independientes como el austriaco Hans Peter Martin: que una de las principales fallas del perfil del parlamentario europeo es que no puede redactar leyes, sino que tiene que contentarse con las que la administración de la UE ponga a debate sobre sus escritorios. “No somos una oposición. No tenemos derecho a iniciativa propia. Y tampoco podemos decidir sobre todo el presupuesto. Pero, por lo menos, podemos gritar. Uno puede poner temas en la agenda diaria y, en efecto, hacemos valer nuestra influencia en las decisiones. Aún así: es una vergüenza para Europa que en pleno siglo XXI tengamos a nivel europeo un Parlamento que se mueve entre centro de operaciones y kindergarten.”

Del derecho de legislar gozan tanto los parlamentarios como el Consejo de la Unión Europea que es una representación de los 27 Gobiernos de los países miembros. Por lo que quienes realmente tienen el mayor poder sobre Estrasburgo son los comisarios de la Unión, que son los funcionarios de la UE que proponen las nuevas leyes, ordenan nuevas regulaciones y las llevan al Parlamento. “Así que el verdadero poder lo tienen empleados oficiales que actúan, a menudo, bajo la presión de grupos de cabildeo”, acota Klaus Hänsch quien pide una urgente “reforma por más y no menos democracia”.

Autor: Bernd Riegert

Editor: Pablo Kummetz