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Bayern Múnich: la casa en llamas

Daniel Martínez (jov)24 de febrero de 2009

En el Bayern Múnich las cosas están que arden: tras 3 derrotas en cuatro partidos de la 2a vuelta de la Bundesliga se prendió un incendio que nadie sabe como apagar, por el contrario, se anda echando leña al fuego.

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Gol del 1. FC Colonia contra el Bayern. Victoria histórica del Colonia en pleno carnaval.Imagen: AP

La afición ya no calla su decepción, las directivas no cesan de exigir títulos, los jugadores señalan como responsable del bajón futbolístico al planteamiento táctico del cuerpo técnico, y al entrenador Juergen Klinsmann que ovacionado al principio de la temporada como el “gran revolucionario” de la Bundesliga, observa cómo sus conceptos son puestos en entredicho, e incluso se discute sobre su continuidad en el puesto.

Los jugadores se quejan

Uno de los mejores indicadores del ambiente que se respira al interior de un equipo es el volumen y el tono de las declaraciones públicas de los jugadores: cuando estas se repiten como una grabación ello significa que el grupo aún se mantiene unido; si por el contrario algunos jugadores, entre ellos los más prominentes, empiezan a expresar su inconformidad con situaciones internas específicas, inmediatamente se presiente que algo está pasando.

Lo segundo es lo que está sucediendo en el Bayern, con un agravante, desde hace un par de semanas ocurre a diario. Uno de los mejores ejemplos es Philipp Lahm, quien antes del partido que se perdió (2-1) en Múnich contra el Colonia -y con mayor razón después- criticó el sistema táctico de su equipo.

“Hay que encontrar la mezcla correcta entre defensa y ataque, evitar tanta perdida de balón en la mitad del campo, lo que conlleva a que con un solo pase nos superen la espalda; encajamos demasiados goles y eso tenemos que corregirlo” dijo el lateral sin ocultar su descontento con el fútbol orientado a la ofensiva que quiere imponer Klinsmann.

Incluso los delanteros tienen problema con esa filosofía y por eso el goleador Miroslav Klose dice que “lo primero que debe hacer un equipo es defender sus propios goles” y agrega “nos va mejor cuando nos paramos de forma compacta”.

A las reproches técnicos se le suman otros en materias diferentes: “si el equipo no se refuerza con jugadores de categoría es difícil pensar en ganar la Champions League” censura Franck Ribéry la política de transferencias del club; “a veces me toca hablar con él” revela el capitán Mark van Bommel sobre el carácter de su relación con el entrenador Klinsmann; “eso no me ha sorprendido, yo ya esperaba algo así”, lamenta Lukas Podolski el marginamiento al que ha sido sometido desde que se conoció que se marcharía a Colonia.

Las directivas no apoyan

Uno de los aspectos que más han llamado la atención en la actual situación del Bayern es que, a diferencia de lo acontecido en la primera vuelta del torneo, las directivas no han salido en defensa del entrenador, y tampoco han pedido cordura en el debate y comprensión para el proceso Klinsmann.

Por el contrario, las “tuercas” se han apretado al máximo y las exigencias son recordadas repetidamente: hay que ganar la Bundesliga, hay que ganar la Copa Alemana, hay que llegar lejos en la Champions League. Karl-Heinz Rummenigge y Uli Hoeness, las dos cabezas visibles del club, no paran de presionar.

“No podemos permitirnos fallos en defensa; y por otra parte, tenemos que mejorar nuestros porcentajes de ocasiones aprovechadas", azuza Rummenigge, mientras Hoeness espolea “la situación es grave y ya no hay como ocultarlo”.

En esto el gerente del Bayern tiene razón y sólo tres victorias en serie, en los tres torneos en los que compite, restaurarán la confianza en el entrenador Juergen Klinsmann; tres pruebas de fuego que hay que aprobar: la primera esta semana en la Champions League contra el Sporting Lisboa, la segunda en la Bundesliga visitando al Bremen el 1 de marzo, y la última tres días más tarde ante el Leverkusen en la Copa Alemana.