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Integración y asimilación no son lo mismo

Peter Philipp (chl)14 de febrero de 2008

Durante mucho tiempo Alemania confundió la integración con la asimilación, dice Peter Philipp. Los alemanes deberían dejar de exigir que los extranjeros se vuelvan como ellos.

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Tanto Estados Unidos como Canadá son países de inmigración, con una política migratoria declarada pero con métodos distintos para integrar a sus nuevos ciudadanos. Estados Unidos impulsó por mucho tiempo, tal vez por demasiado tiempo, la política de asimilación: los inmigrantes debían asimilarse, volverse como la mayoría de la sociedad, asumir el común denominador y dejar atrás de ser posible, lo que los había caracterizado hasta ese momento. El “American way of life” se impuso. Canadá por su parte impulsa concientemente una política del multiculturalismo en la que los inmigrantes incluso son animados a seguir cuidando su bagaje cultural e introducirlo en la sociedad canadiense. Canadá se encuentra por lo mismo en un proceso de desarrollo y transformación constantes.

Sólo dos ejemplo entre muchos. En ambos casos se integra a los inmigrantes y estos asumen su papel en la sociedad, en Estados Unidos atraviesan a la vez por un proceso de acoplamiento cultural, mientras que en el caso de Canadá conforman la sociedad y la transforman.

Peter Philipp
Peter Philipp es especialista en el Cercano Oriente y jefe de corresponsales de Deutsche Welle.

En Alemania la situación es distinta. Por mucho tiempo Alemania, ignorando la realidad, rechazó ser un país de inmigración, aún cuando al contratar a los llamados „Gastarbeiter“ (trabajadores extranjeros) estaba cimentado las bases. E incluso cuando los trabajadores extranjeros comenzaron a asentarse en Alemania, a tener familia e hijos y a adquirir la nacionalidad alemana, incluso entonces la sociedad alemana descuidó la integración de estas personas en la sociedad. Inclusive se les acusó de no querer integrarse en la sociedad alemana y preferir vivir en sociedades paralelas.

Aquí no se hablaba de „integración“, sino de „asimilación“, pues para el primero se requiere de dos: aquel que quiere integrarse y asumir su papel en la sociedad y la sociedad que lo quiere aceptar y está dispuesta a recibirlo.

Sin decirlo abiertamente lo que demanda Alemania es la “asimilación”, así nace el término de “cultura de referencia alemana”: si los inmigrantes buscan un papel en nuestra sociedad entonces deben ser como nosotros. Un argumento muerto puesto que el trabajador de Anatolia, el médico de Irán o el peticionario de asilo de África no comenzarán a cocinar y comer platillos alemanes o a leer sólo literatos alemanes por estar aquí. Además resulta una ficción pensar que los alemanes si lo hacen.

“Integración“ significa que todos aquellos que viven en un país tienen acceso al todo, lo comparten sin importar de donde viene sin importar su religión . “Asimilación“, por el contrario, es una decisión individual.

Cuando los estados intentan forzar a las minorías a asimilarse esto conlleva problemas. Y ni siquiera la mejor asimilación protege a las minorías de persecución y violencia, como lo demuestra el caso de los judíos en la Alemania nazi.