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Elsa Osorio: “que la literatura dé cuenta de la historia”

Mirra Banchón14 de septiembre de 2007

¿Cómo percibe una autora argentina al público alemán interesado en la literatura latinoamericana?

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Elsa Osorio, escritora argentina presente en Festival Literario de Berlín.Imagen: picture-alliance / maxppp

Literatura latinoamericana es en Alemania sinónimo de los escritores del boom. ¿A qué público se enfrentan los escritores latinoamericanos presentes en Berlín? DW-WORLD conversó al respecto con la argentina Elsa Osorio.

¿Cuál ha sido hasta el momento su relación con Alemania?

Mis dos últimos libros han sido publicados aquí, y la reacción ha sido verdaderamente muy buena. Estoy muy contenta con los lectores alemanes. Ahora he presentado otra novela que ha salido en el mes de abril, en Cielo de Tango. Y ya estoy teniendo reacciones. Creo que aquí la gente lee mucho.

¿Cómo percibe usted entonces al lector alemán?

Aún es muy pronto para hablar de la recepción de esta última novela, pero con la novela anterior me impresionó lo profundo de la lectura. Me parecen lectores absolutamente atentos y sensibles a lo que planteo en este libro, que es de ficción pero basado en la historia argentina.

Se habla de que en Berlín se está presentando en nuevo boom latinoamericano…

No sé si formo parte de un boom. Algunos autores hemos logrado salir y ser leídos. Y es que después de algo tan importante como lo fue el boom latinoamericano -García Márquez, Vargas Llosa, Fuentes- parecía difícil poder escribir otra cosa. Y no hacemos la misma literatura. Aunque no podríamos decir que hay una misma línea, hay una preocupación común por los temas sociales entre los escritores latinoamericanos que somos leídos actualmente.

¿Podría detallar algo más aquello de los puntos en común?

Los marca la historia que hemos vivido. En algunos casos, una historia de dictaduras- Luego están los elementos fantásticos, nos resultan familiares, quizá porque nuestras sociedades, por decirlo así tienen elementos más disparatados. Los muertos y los vivos a veces en un mismo registro. Mi última novela es una novela histórica, pero también tiene que ver con la historia del tango, pero también los muertos hablan al mismo tiempo. Y me parece que ésa es una herencia.

¿Existe una ruptura con los autores anteriores?

Sí que hay temas y posturas diferentes, pero yo no veo una ruptura, veo más bien herencia. Se puede innovar y cambiar sin necesidad de romper. A mí me sigue interesando la literatura de Cortázar como pasaba cuando empecé a leer. En ese sentido sí veo un cambio, pero apoyado en la tradición literaria que afortunadamente tenemos

Los han catalogado como escritores más urbanos…

En mi última novela yo me ocupo del tango, que es justamente la música urbana, la que da color a la ciudad, la que nace con una ciudad que se modifica con la inmigración y al mismo tiempo le da un color determinado. En ese sentido hay menos, por llamarlo así, “pintoresquismo” que en los escritores del boom. A mí especialmente me interesa la recuperación de la memoria colectiva, en ese sentido van a aparecer tanto elementos del presente como del pasado.

Usted asevera que percibe al público alemán como sensible. ¿En qué lo nota?

Mi experiencia se basa en dos novelas donde yo hablo mucho de la historia argentina. A principios del siglo XX. Muchos universitarios me han contactado, y me han hecho muchas preguntas concernientes no sólo a los mecanismos literarios, sino también sobre la historia de la Argentina. En ese sentido me parece un público sensible. Yo podría decir que he descubierto algunos aspectos de mi escritura por preguntas que me ha hecho un estudiante alemán. Esto realmente denota una sensibilidad notable.

¿Y en la Argentina? ¿Cuál ha sido la reacción en su país?

Cuando escribía más literatura fantástica no había tantos problemas. Pero publiqué A veinte años, Luz y los hubo Fue una de las primeras novelas en tocar el tema de los niños robados a los opositores políticos. Y molestó a muchas gente. Esa salió en 1999 y duró en la Argentina una exhalación y desapareció. Volvió a ser publicada el año pasado. Pero también tengo muy buenas relaciones de la gente joven, que sí que quiere saber porque no se puede vivir ocultando. Creo que si no nos hacemos de nuestro pasado inmediato, es difícil que se pueda encarar el futuro.

¿Lo ve usted eso como tarea de un escritor?

La verdad es que sí. Me parece importante que la literatura dé cuenta de la historia. Pienso que es un arma de lucha, de recuperación de la memoria.