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Bye bye Berlusconi

Oliver Samson/Sonia Phalnikar/mb14 de febrero de 2006

La mordaz sátira política Bye bye Berlusconi ha levantado revuelo en la Berlinale. DW-WORLD entrevistó al director Jan Henrik Stahlberg y la guionista Lucia Chiarla.

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Mauricio Antonini, que caracteriza a Silvio Berlusconi, en la BerlinaleImagen: picture-alliance/dpa

DW-WORLD: Ustedes han hecho una película sobre un supuesto secuestro de Silvio Berlusconi. En Italia, en italiano, con actores italianos y con un buen doble de Berlusconi. Sólo una distribuidora italiana no tienen todavía. ¿Es que la película no le gusta a los italianos?

Stahlberg: Creo que ésta es menos una cuestión de gusto. Cuando hemos hablado con gente que ha rechazado la película, a menudo se nos ha dicho: "Lo siento mucho, pero con ello no puedo ganar dinero porque no puedo vendérsela a la televisión. Además, tengo familia". No quiero con ello decir que todo el que no haya aceptado mi película sea un "gallina". La película es bastante burlesca, muy anárquica y tiene la gran desvergüenza de tratar a Berlusconi como nosotros pensamos que debe tratárselo, en una película claro está. Jamás querría yo secuestrarlo en la vida real. Pero el tono duro que empleamos puede molestar. También entiendo a la gente que opina: "¡Esto es una vergüenza!". Yo lo veo de otra manera. La película es, sin embargo, una espada de doble filo: es muy graciosa y muy seria.

DW-WORLD: Aquí en la Berlinale su táctica "guerrillera" de promocionar de película ha llamado la atención, sobre todo por el doble de Berlusconi, al que usted hábilmente llevó a encontrarse con Angela Merkel…

Stahlberg: Por la enorme resonancia que ha tenido la película aquí en el festival, algunas distribuidoras nos han contactado. Los contactos están, si todo va rápido estará en las salas de cine en Italia antes de las elecciones el 9 de abril. Si resultase sería para nosotros como Semana Santa y Navidad en un solo día. Ya dudábamos de que sucediera.

DW-WORLD: ¿Cómo fueron las reacciones en la premiére?

Chiarla: Muy buenas. Creo que el público entendió que el tema censura y poder mediático no es un problema italiano, sino universal. Eso me alegró mucho.

DW-WORLD: Señor Stahlberg, usted dijo en la conferencia de prensa que la película se había elaborado con el trabajo creativo de juristas. ¿Cómo debemos imaginarnos tal cosa?

Stahlberg: Cuando tuvimos la idea de secuestrar a Berlusconi nos pareció tan sensacional; tomamos mucho vino y al día siguiente escribimos algo en la computadora. Y se lo pasamos a mi abogado. La respuesta por fax llegó enseguida: jurídicamente, imposible. No puede ser, pensamos nosotros. La idea nos parecía tan buena: con héroes que no lo son, porque los secuestros significan siempre ultima ratio. Al mismo tiempo son muy simpáticos porque hacen algo, que a mí, espectador sin poder, me gustaría hacer. Entonces tomamos mucho vino con el abogado, quien opinó: o Berlusconi estaba de acuerdo con la película, o tenía que ser irreconocible en ella. Teníamos que hacer una sátira. Trabajamos, entonces, mucho con el abogado. Un resultado: no debíamos llamar a Berlusconi por su nombre. "Da igual", dije yo, pues teníamos un doble. Podíamos llamarlo Mickey Maus, como lo llaman a veces en Italia. El abogado dijo que entonces tendríamos problemas con Disney y abriríamos otro frente de batalla. Entonces, lo llamamos Mickey Laus. Al final, el abogado terminó cortando escenas. No me pareció muy bonito, pero tenía que ser. Que yo ganaría en un hipotético juicio, nadie podía garantizármelo. Pero así por lo menos tenemos una posibilidad.

Berlinale - Bye Bye Berlusconi
Maurizio Antonini (izq), Lucia Chiarla y el director Jan Hendik Stahlberg en la premiere de Bye Bye Berlusconi!Imagen: picture-alliance/dpa

DW-WORLD: ¿Cómo habría sido la película de haberse realizado su primera idea?

Chiara: En todo caso, no tan buena. No hubiese sido una sátira. Primero habíamos pensado en el secuestro del primer ministro italiano Aldo Moro en 1978, cuando por el lado estatal nadie quería negociar con los terroristas de izquierda de las Brigadas Rojas. Desde el comienzo quisimos ponerle un lado gracioso, como que a Berlusconi nadie quisiera rescatarlo. Pero hubiese sido una película totalmente diferente.

DW-WORLD: ¿Los jurisconsultos enriquecieron su película?

Stahlberg: Fue un enriquecimiento porque a través de eso el film se tornó burlesco. Al principio uno puede divertirse. Luego el espectador comienza a sentirse bien con los clichés: "ah mira, pero qué idiota es este Berlusconi, pero qué payaso". Pero luego mostramos cuán en serio hay que tomarlo. Lo peor sería subestimarlo. Ojalá esta persona sea historia pasada el 9 de abril.

DW-WORLD: La película es un entramado de realidad y ficción. Al equipo de filmación se le pone trabas para trabajar en Italia y terminan temiendo por su vida. Usted, en la realidad, ¿siente miedo?

Stahlberg: Ésa fue, como padre de familia, mi segunda pregunta al abogado: ¿qué hacen los poderosos cuando se les pisan los callos? Y él me respondió: "nada, si no pisas muy duro". La mafia quiere permanecer en segundo plano. Si uno no cuenta nada nuevo, algo que podría resultarles desagradable, uno no tiene nada que temer físicamente. La reacción normal será ignorar la película mientras se pueda. Y cuando eso ya no se puede, ataque frontal siguiendo el lema: "éste es un alemán sabelotodo, que quiere llenar de gusanos a nuestra gente en Italia!". Existe la posibilidad de poner un juicio y exigir indemnización. Si eso pasase, yo estaría arruinado, y tendría que hacer una colecta. Voy poniendo las barbas en remojo. Tenemos una probabilidad de 60:40 de ganar el juicio, dice mi abogado. Sólo espero que éste real sea mejor que el de la película, que era un perdedor.