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Medicamentos: adicción en potencia

Cristina Papaleo2 de noviembre de 2005

Los remedios están al alcance de la mano para sanar enfermedades, pero también para prolongarlas y hasta para crear otras. Pacientes, médicos y la industria farmacéutica tienen su cuota de responsabilidad.

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Las pastillitas no son mágicas ni inofensivas.Imagen: dpa - Bildarchiv

Detrás de las cotidianas “pastillitas” se asoma la fármaco-dependencia, que en Alemania le lleva la delantera al cannabis, la heroína y otras drogas ilegales, despuntando tercera después del alcoholismo y el tabaquismo. Según datos de la Oficina Central Alemana de Prevención de Adicciones (DHS), cerca de 1,5 millones de personas son dependientes de algún medicamento, de las cuales más de un millón son mujeres. Se trata de un riesgo encubierto, y es tal vez uno de los síntomas característicos de una sociedad en la que los males del cuerpo y del alma no son bien vistos. DW-WORLD habló con el Dr. Gerd Gläske, investigador del Centro de Política Social de la Universidad de Bremen.

La adicción comienza donde termina la terapia

Muchos ven a los medicamentos como “píldoras para la salud”. Un remedio recetado por el médico debería ser consumido por el paciente en su correcta dosis y en el plazo prescrito. En lugar de eso, mucha gente se automedica y los toma durante lapsos demasiado prolongados.

El consumo de remedios conlleva un riesgo potencial de dependencia de cerca del 8%, informa la DHS, refiriendo que aproximadamente un millón de personas toman demasiados remedios, de manera demasiado frecuente, y que estos medicamentos a veces no son los indicados para su enfermedad. Estas cifras hablan a las claras de una tendencia a la automedicación, que abre las puertas a la adicción, y es característica de un consumo poco crítico, que no cuestiona su peligrosidad.

Symbolbild Grippe
Imagen: dpa

“El hecho de que un medicamento sea recetado por un médico y vendido por un farmacéutico", dice Gläske, "dos profesionales que representan la autoridad y, se supone, saben lo que hacen, hace pensar a muchos que aquel no puede ser perjudicial. Para muchos enfermos, su remedio es como un talismán que siempre llevan consigo y que los va a ayudar en caso de sentirse mal, entrando así en un círculo vicioso”.

Los tranquilizantes llevan la delantera...

Los psicotrópicos, ya sean sedativos, hipnóticos o simplemente la “pastilla para dormir” tiene el mayor potencial de adicción, según un informe de la DHS. Su principal componente, la benzodiacepina, es la sustancia que presenta el mayor número de adictos en Alemania, alcanzando a los 1,2 millones de personas. Los adictos a drogas pesadas, como la heroína, no llegan a los 500.000. En medicamentos como Valium, Lexotanil o Librium se esconde un peligro de adicción “silenciosa” que no deja de causar estragos en la población. Se recetan para tratar miedos, fobias y dificultades psicosomáticas graves, pero también en casos de tensiones nerviosas o estados de agotamiento.

Heroinspritze

Las benzodiacepinas se caracterizan por un tiempo de vida en el organismo de más de dos días, lo que resulta en una acumulación de esta sustancia y en síntomas secundarios como cansancio, dolor de cabeza y mareos. A partir de las cuatro semanas ya puede desarrollarse una llamada “dependencia de dosis baja”. Y, además, a mayor tiempo de consumo, mayor es el grado de dependencia.

...y las mujeres son las principales consumidoras

En líneas generales, estamos ante un fenómeno que no salta a la vista, lo que desemboca en desconocimiento y falta de terapias adecuadas. El Prof. Gläske opina que “las mujeres son las más afectadas porque, al contrario de los hombres, al sentirse aisladas, tristes o estresadas, no recurren tanto al alcohol, el deporte o los amigos, sino que más bien se retrotraen, y el sedativo ayuda a que su problema no salga a la luz. Un caso especial lo constituyen las mujeres de más de 45 años, por el fenómeno del nido vacío, la época de la vida en que los hijos se van de casa, el marido trabaja hasta altas horas de la noche, y la mujer deja de ser el pivote del hogar. Esto provoca a menudo angustia y depresiones”.

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Imagen: dpa - Report

Informarse y buscar alternativas

Gläske, que junto a otros es autor del libro Efectos secundarios: adicción, piensa que “es necesario esclarecer a la población sobre los peligros latentes de la automedicación. Para ello debería motivarse a los pacientes a ser responsables de sí mismos, buscar alternativas activamente. A la industria farmacéutica se le debe exigir más transparencia, ya que los intereses del paciente deben estar por sobre el afán de ganancias".

"Al mismo tiempo", continúa, "el médico, como nexo entre paciente e industria farmaceútica, debería pensar dos veces antes de recetar. En muchos casos, es mejor indicar una psicoterapia o un método de relajación antes que un tranquilizante”, concluye. A tener en cuenta, considerando que, según la DHS, el mercado de los medicamentos reportó en 2001 ganancias de 30 mil millones de euros, y que cerca un tercio de los medicamentos potencialmente adictivos no se recetan por problemas graves, sino para mantener la adicción y contrarrestar los síntomas de desintoxicación.