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Los cables ocultos

1 de septiembre de 2011

Datos delicados y peligrosos circulando sin control por la Red. Supuestas traiciones, acusaciones de robo, códigos secretos. La historia de Wikileaks y sus misteriosos informáticos se acerca cada vez más al thriller.

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ANM. d Bildredaktion: Daniel Domscheit-Berg auch bekannt als Daniel Schmitt **** In this Photo provided by Greenpeace Daniel Domscheit-Berg speaks during a news conference in Davos, Switzerland, on Friday, Jan. 28, 2011. The former member of the group that created WikiLeaks has launched a rival website with the aim of giving whistleblowers more control over the secrets they spill. Domscheit-Berg says the new platform called OpenLeaks will allow sources to choose specifically who they want to submit documents to anonymously, such as to a particular news outlet. (AP Photo/Greenpeace/Markus Forte, Handout) NO SALES, MANDATORY CREDIT, EDITORIAL USE ONLY
El informático alemán Daniel Domscheit-Berg.Imagen: AP
Los derechos de su libro Inside Wikileaks: el tiempo que pasé en la página web más peligrosa del mundo ya se los ha vendido Daniel Domscheit-Berg a la productora cinematográfica Dreamworks, pero con el relato del alemán parece no acabar la parte de la historia en torno a esta plataforma digna de ser llevada a la gran pantalla.
 
Julian Assange, fundador de Wikileaks, está enfadado, y el portal acaba de emitir una declaración escrita en la que acusa de negligencia al periodista del diario británico Guardian David Leigh y “a una persona en Alemania”, cuyo nombre no se cita, por propagar para beneficio personal la contraseña que da acceso a más de 250.000 cables del Departamento de Estado estadounidense, en los que aún constan los nombres de informantes cuya vida podría estar ahora en peligro.
 
La clave, según las quejas de Assange, se hallaba cifrada en el libro de Leigh Inside Julian Assange’s war on secrecy, publicado el pasado febrero. Los datos que pueden leerse con ella habrían llegado la Red por culpa de Domscheit-Berg. Tanto el uno como el otro lo niegan.
 
Un robo o una puesta a salvo
 
Copyright: Jacob Appelbaum / Creative Commons http://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/ Bildbeschreibung: Wikileaks Gründer Julian Assange mit Daniel Domscheit-Berg. Daniel Domscheit-Berg auch bekannt als Daniel Schmitt. 20.12.2010
Julian Assange y Daniel Domscheit-Berg trabajaron codo a codo en Wikileaks.Imagen: cc-by-sa/2.0/Jacob Appelbaum
Daniel Domscheit-Berg fue durante casi tres años miembro de Wikileaks, una de las pocas caras conocidas de su secreta estructura, portavoz de la plataforma en Alemania, amigo de Assange, compañero en los inicios. Hasta que en 2010 se produjo la ruptura. Domscheit-Berg dejó el portal, o fue expulsado, y se vengó, o limpió su conciencia, con el libro en el que describía a Assange como autoritario y obsesionado con las revelaciones por encima de la seguridad, y hablaba de Wikileaks como un organismo caótico incapaz de proteger la valiosa información en su poder.
 
Poco después, en diciembre de 2010, el alemán anunciaba su intención de poner en marcha, junto con otros desencantados de Wikileaks, un servicio alternativo para el intercambio de datos confidenciales en Internet, destinado especialmente a la prensa: OpenLeaks salía en 2011 al ciberespacio, pero a mediados de año aún se veía afectado por problemas técnicos. Para entonces, Domscheit-Berg y Assange libraban ya una batalla en toda regla: el segundo acusaba al primero de robo y apropiación de documentos.
 
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Openleaks fue presentada a principios de 2011 como la versión "segura" de Wikileaks.Imagen: DW
Según Domscheit-Berg, el material no había sido sustraído sino puesto a salvo de la falta de control de Assange, y se trataba exclusivamente de información ya publicada por la plataforma. Ésta fue finalmente devuelta, pero el enfrentamiento continuó por unas secuencias de datos no conocidos que el fundador de Wikileaks reclamaba y el alemán aseguraba no tener, y que resultaron estar ocultas y codificadas entre los archivos ya sacados a la luz, lo que Domscheit-Berg dijo, indica el magazín germano Der Spiegel, no conocer.
 
La cosa se complicó cuando, según se cree a principios de 2011, simpatizantes de Wikileaks colgaron en la Red una copia del archivo que, sin ellos saberlo, contenía además los 251.000 cables originales del Departamento de Estado de EE.UU. Mientras nadie los encontrase y la clave de acceso no se propagara, no había nada que temer. Pero el revuelo levantado despertó demasiadas curiosidades: investigadores y hackers aficionados dispuestos a resolver el misterio empezaron a surgir con el correr de los rumores. En el momento en que apareció la pista definitiva –el código estaba en el libro de Leigh- fue una cuestión de tiempo hasta que los documentos estuvieron disponibles en la Red.
 
Un alemán, un australiano y un británico
 
En agosto de 2011, el club informático alemán Caos (Chaos Computer Club, CCC) expulsó a Domscheit-Berg. En una entrevista concedida a Der Spiegel, uno de sus directivos, Andy Müller-Maguhn, que había ejercido de mediador en el conflicto entre su compatriota y Assange, criticaba a Domscheit-Berg y ponía en duda la versión de que éste desconocía la existencia de datos no publicados.
 
Direktor ICANN, Chaos Computer Club e.V.
Andy Müller-Maguhn, directivo del club informático alemán CCC.Imagen: Keynote Speaker
Oficialmente, la ruptura se producía porque el CCC sentía que Domscheit-Berg usaba el nombre del Club para publicitar OpenLeaks. Inoficialmente, Spiegel achaca la suspensión a que el CCC sospechaba que el “entorno” del portal de Domscheit-Berg estaba tras la puesta en circulación de los indicios de que por Internet cursaban unos cables escondidos, que llevó a tantos a buscarlos. También dice la revista alemana que fue un redactor del semanario Freitag, y colaborador de OpenLeaks, quien reveló que con conocimiento del medio la clave podía descifrarse en Inside Julian Assange’s war on secrecy. Freitag hizo una comedida referencia al tema, pero ésta resultó al parecer suficiente.
 
Sin embargo, tampoco el papel de Assange en la enrevesada cuestión está claro. Leigh narra su encuentro con él y lo que éste le informó acerca del código para acceder a los archivos, pero el periodista sostiene haber creído siempre que la secuencia de datos ya no existía, y a las actuales acusaciones de negligencia responde preguntando por qué su denunciante no borró los documentos o advirtió a los afectados –como ha hecho ahora- hace medio año, en febrero de 2011, cuando el libro con la contraseña salió al mercado.
 
Autor: Luna Bolívar Manaut
Editor: Pablo Kummetz