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Mi vida como Au-Pair en Alemania

2 de enero de 2011

Un mundo distinto encuentran en Alemania las Au-Pairs provenientes de Latinoamérica. Diana, de Colombia, trabaja con una familia en Renania. Erika regresó a México tras un año en Baviera. Aquí su testimonio.

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Erika Ursúa durante un paseo por Múnich.Imagen: Erika Ursua

“Aquí tengo una nueva familia”

Diana Moreno, 24 años, colombiana, estudiante de Ingeniería Ambiental.

“Vivo en una pequeña ciudad llamada Neukirchen-Vluyn, con una familia hermosa que me acogió como parte de su familia. Somos cinco: los dos padres, una niña de 13, un niño de 6 años y yo.

"Hablo inglés y estudié alemán por internet. Me enteré del programa Au-Pair por una amiga, empecé a hacer los papeles y me resultó. Como Alemania es uno de los países pioneros en manejo ambiental y nuevas energías, me interesó mucho, pensando estudiar aquí.

Au-Pair
Diana Moreno, de Colombia. Al fondo, la catedral de Colonia.Imagen: Diana Moreno

"En Latinoamérica la gente tiene una forma muy distinta de ver Europa. Hay personas que han tenido malas experiencias y cuando uno llega acá se da cuenta de que no son ciertas. Me dijeron que era terrible, que los alemanes son súper fríos y lo tratan a uno mal, que me iba a devolver rapidito para la casa. Y la verdad es que no; uno tiene que vivir la experiencia para saber cómo es.

"En general me levanto a las 7.30, ayudo al niño a vestirse, a lavarse los dientes y desayunar, lo llevo al kindergarten y voy a recogerlo, y a veces preparo algo de almuerzo. También colaboro con las cosas de la casa, ordeno la loza que salió de la máquina lavadora, limpio la mesa, mantengo mi pieza y baño arreglado y colaboro con la aspiradora.

"Aparte de aprender muchísimo alemán, soy parte de la familia, he conocido gente y tengo nuevas amigas. Además pude hacer un viaje por Europa de 15 días, por Grecia, Italia, República Checa y Francia.

"Yo aquí me siento en mi casa. No todo es color de rosa, a veces hay cosas que uno dice o hace mal, pero son pequeñeces: que quedó mal arreglado aquí o que el niño no podía ver televisión y vio… Nosotros hablamos muchísimo todos los días y nos contamos lo que hacemos. Aquí tengo una nueva familia. Yo creo que volver a Colombia va a ser incluso más duro y difícil que cuando me vine a Alemania”.

“Conocer una nueva cultura abre la mente”

Erika Ursúa, 21 años, mexicana, estudiante de Mercadotecnia.

“Desde los 11 años tenía el sueño de ir a Europa. Alemania me llamaba mucho la atención porque a los 16 estuve estudiando inglés en Estados Unidos y tomé clases de alemán. Desde ahí me sentí atraída por el país. Cuatro años después comencé un curso de alemán y al poco tiempo surgió la gran oportunidad de ir como Au-Pair.

"Realmente no iba con una idea previa de Alemania, sólo creía que era un país con mucha historia y, claro, los mitos que siempre surgen: que los alemanes son muy reservados y es verdad, pero aun así hice amigos que jamás voy a olvidar.

Au-Pair
Erika Ursúa regresó a México tras la valiosa experiencia.Imagen: Erika Ursua

"Primero estuve con una familia al norte de Alemania en un pueblito llamado Rostock. Por distintas circunstancias decidí contactar a otra familia y tres meses después llegué a Amberg, en Baviera.

"Mis labores eran cuidar a los cuatro niños (de 3,4,7 y 8 años de edad), pero generalmente alguno de sus papás estaba en casa para que no fuera tan pesado. Trabajaba de lunes a viernes desde que los niños salían del kíndergarten y la escuela hasta la cena. En ocasiones tenía que ponerles pijama o acomodar la mesa. Trabajaba el sábado y tenía libre el domingo.

"Como todo, es complicado llegar a un lugar donde todo es totalmente diferente. Tanto la familia como yo hicimos el esfuerzo por tener una relación sana. Lo que más me costaba era tener paciencia. A veces uno no está en sus mejores días y es normal que los niños griten o lloren. La adaptación fue complicada, en ocasiones quería salir corriendo de la casa.

"Siempre se extrañan muchas cosas y más cuando tu país es totalmente diferente. Mi familia, mis amigos, el clima y la comida fue lo principal, por no decir que prácticamente todo. El sol fue un factor que me marcó mucho. Yo soy de Colima, una ciudad muy cálida donde todo el año es como si fuera verano. Entonces la ausencia de sol por muchas semanas me hacia sentir apagada, sin energía y a veces deprimida.

"Sí hubiera podido cambiar algo creo que hubieran sido las horas de trabajo; me hubiera encantado tener más días libres. Es importante hablar claro con la familia. y exigir los días que corresponden.

"Al finalizar este fabuloso año quedé convencida de que en experiencias como ésta hay que disfrutar el momento, crecer como persona, aprender cosas nuevas y, lo más importante, agradecer las oportunidades. Obviamente, estudiar alemán y aprender de esta grandiosa y hermosa cultura.

"Esta experiencia me cambio la vida totalmente. Sigo siendo la misma persona, pero mejorada. Aprendí a convivir con gente totalmente diferente a mí, a aceptar a todas las personas como son, a tener más seguridad y confianza en mí. Conocer una cultura nueva es una aventura siempre positiva, que abre la mente a nuevas ideas y formas de ver nuestro alrededor.”

Entrevistas hechas por Victoria Dannemann

Editor: Enrique López